Los últimos acontecimientos que han ocurrido en Afganistán, con especial foco en la toma de Kabul por parte de los talibanes, han propiciado la puesta en marcha de operaciones especiales de repatriación y traslado con aviones como el Airbus A400M que está utilizando el Ejército del Aire de España. Pero esos aviones de transporte logístico tan solo son la punta de un iceberg que mantiene -ocultas- aeronaves de espionaje volando casi ininterrumpidamente sobre el espacio aéreo afgano.
Uno de esos aviones que permanecen en la sombra es el RC-135W Rivet Joint encuadrado dentro de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF). Esta aeronave espía es una de las más avanzadas y lleva 60 años de servicio desde que se introdujera oficialmente en 1961, con sus respectivas actualizaciones. Tiene como base de operaciones el aeródromo militar de Offut, en el estado de Nebraska, aunque no es extraño ver varias unidades en algunos destacamentos que Estados Unidos tiene a lo largo y ancho del mundo.
Entre esas posiciones extranjeras se encuentra Catar, desde donde estos días ha partido para realizar misiones de espionaje sobre Kabul. En concreto, ha tenido su base de operaciones en el aeropuerto militar Al Udeid situado en el emirato catarí junto a otros aparatos también estadounidenses.
Desde allí se le ha podido ver despegar y llegar a espacio aéreo afgano a través de algunas aplicaciones públicas de seguimiento de vuelos en tiempo real. En estas aplicaciones también quedaron registradas las varias vueltas que el avión realizó alrededor de Kabul a manteniendo una altitud de 9.500 metros.
Avión espía
Estados Unidos es la potencia hegemónica en esto de los aviones espía. En sus hangares cuentan con centenares de estas plataformas de inteligencia volantes capaces de realizar labores de espionaje desde el aire y comunicarlas directamente con el centro de operaciones de la Fuerza Aérea desde cualquier parte del globo.
Una de las más importantes en cuanto a miles de horas de vuelo servidas es este Boeing RC-135W Rivet Joint. Esa apariencia que es de todo menos discreta le permite equipar todos los sistemas necesarios para realizar su misión. De hecho, las unidades de Rivet Joints de la USAF conforman la élite del espionaje aéreo del país norteamericano.
El sistema a bordo, del que tan solo se sabe algunos detalles, es capaz de detectar y escuchar transmisiones de terceros y geolocalizarlas. En el apartado tecnológico, cada unidad de Rivet Joint está equipada con un auténtico arsenal de radares y antenas dispuestas a lo largo y ancho del fuselaje capaces de intervenir esos enlaces de telecomunicaciones. Pero sin duda, una de sus grandes bazas se encuentra en su interior.
Sentados en escritorios, como si se tratara de cualquier gabinete de inteligencia en tierra firme, se encuentran analistas especializados en criptolingüística que son los encargados de realizar las escuchas. Según la propia USAF, este equipo está compuesto por personas que dominan los idiomas clave de la misión y con capacidad para analizar las comunicaciones captadas por los sistemas de la aeronave.
"Los operadores proporcionarán indicaciones y alertas para evitar amenazas y conciencia espacial de batalla", según se recoge de un esquema de la aeronave publicado por la Fuerza Aérea. El equipo de analistas está acompañado por otros operadores dedicados a labores de guerra electrónica, ingenieros de vuelo y otros operadores de los sistemas de inteligencia.
En cuanto a especificaciones técnicas, cuenta con espacio hasta para 26 tripulantes (sin contar a los pilotos e ingenieros de vuelo), una longitud de 41 metros, un peso máximo al despegue de 146 toneladas, cuatro motores que lo impulsan a una velocidad máxima de 933 kilómetros por hora, una autonomía de 5.500 kilómetros y un techo de servicio de 15.000 metros.
Los 60 años de operaciones del Rivet Joint le han granjeado una experiencia difícilmente comparable con otras aeronaves de su especie. Las últimas misiones donde se ha dejado ver han estado relacionadas con la guerra de Siria en 2018 donde realizó labores de inteligencia relacionadas con la detección de sistemas antiaéreos. Una misión similar a la que se enfrentó en 2019 en Venezuela para monitorizar estos mismos sistemas (los S-125 rusos) que Maduro desplegó en la frontera con Colombia.
Los otros de Afganistán
Estos aviones espía no han sido los únicos en realizar misiones en Afganistán en los últimos días. Además del A400M de España que también ha utilizado Alemania, Estados Unidos ha sido el país con mayor participación. En los vídeos se ha podido ver cómo helicópteros Apache despejaban la pista para que los C-17 Globemaster pudieran despegar. Estos últimos son uno de los gigantes del transporte de la USAF y muy asiduos en la Base Naval de Rota.
Otro de los grandes protagonistas de los últimos días han sido los Boeing KC-135 Stratotanker, los aviones cisterna dedicados al reabastecimiento en vuelo y claves para que el resto de aeronaves que sobrevuelan la zona no tengan problemas de combustible. Estos Stratotanker , al igual que los RC-135W están basados en Catar y realizan puntualmente vuelos hacia Afganistán y acompañados por algunas unidades de AC-130W, una versión de inteligencia del mítico Hércules.
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