Una de las consecuencias directas del lanzamiento de satélites y naves es la acumulación de basura espacial. Los miles de elementos que compondrán las constelaciones y los planeados viajes interplanetarios con la Luna y Marte como objetivos ensuciarán todavía más la órbita terrestre.
Algo que puede perjudicar directamente a los habitantes de la superficie, quienes podrían ver afectados servicios de telecomunicaciones que dependen de la cobertura satelital. Y en última instancia peligrar su vida ante lo incontrolable de la basura que rodea al planeta, como pasó con el cohete chino hace unos meses.
Debido a esto, algunas compañías privadas e instituciones públicas ya trabajan en iniciativas que pretender eliminar la basura espacial. Todas ellas con aproximaciones muy diferentes que pretenden abordar la misma solución y entre las que se encuentra la nueva idea nacida en la Universidad de Utah, en Estados Unidos, que pretenden crear un campo magnético capaz de manejar los desechos orbitales.
Limpiar sin contacto
El concepto consiste en mover objetos metálicos no magnetizados en el espacio empleando una serie de imanes. El campo electromagnético que se genera es cambiante y los electrones que componen el metal se mueven en bucles circulares. "Como cuando haces girar tu taza de café y da vueltas y vueltas", describe Jake J. Abbott, director del equipo de investigadores de la citada universidad estadounidense.
Este proceso, según indican los investigadores, "convierte la pieza de basura espacial en un electroimán que crea un par y una fuerza lo que puede permitirle controlar dónde van los escombros sin tocarlos físicamente".
Lo que realmente han descubierto es que al aplicar múltiples fuentes de campo magnético, las piezas u objetos espaciales se pueden mover prácticamente a discreción con 6 grados de movimiento; incluido el movimiento de rotación. Los estudios que habían contemplado esta idea anteriormente tan solo habrían considerado un grado de movimiento, como puede ser simplemente empujarlos, según recoge Science Daily.
"Lo que queríamos hacer era manipular el objeto, no solo empujarlo, sino manipularlo tal y como se hace en la Tierra", prosigue Abbott. "Esta forma de manipulación no se había hecho antes".
Por el momento la investigación no ha pasado del plano teórico con algunos experimentos en laboratorio. Pero, si se cumplen los cálculos, daría como resultado la creación de robots basureros capaces de desviar la órbita de los desechos espaciales sin siquiera tocarlos. Colocándolos en trayectorias de autodestrucción mediante la reentrada en la atmósfera o bien alejándolos de la Tierra hacia el espacio profundo.
Este nuevo descubrimiento, según indica el jefe de los investigadores, podría usarse con un imán giratorio en un brazo robótico, un imán estacionario que crea campos magnéticos giratorios o un electroimán superconductor giratorio como los que se usan en los escáneres de resonancia magnética.
El perfecto ejemplo de aplicación de esta tecnología es el de un satélite que se encuentra fuera de servicio y girando totalmente descontrolado en su órbita. Una plataforma espacial equipada con el sistema de imanes ideado por los científicos de la Universidad de Utah podría detener el giro y manipularlo a discreción. Bien sea hacia la atmósfera para que se desintegre o al espacio profundo.
Pero Abbott no se cierra puertas. "Estoy empezando a abrir la mente a las posibles aplicaciones que existen. Tenemos una nueva forma de aplicar una fuerza a un objeto para lograr una alineación precisa sin tocarlo".
Reparando en órbita
La segunda derivada de la tecnología pasa por la reparación en órbita de satélites y naves espaciales que se han quedado fuera de control. "Tienes que llevar este objeto flotando descontroladamente en el espacio y tienes que colocarlo en una posición en la que pueda ser manipulado por un brazo robótico", comenta Abbott. "Pero si gira fuera de control, podría romper el brazo y se crearía más basura espacial".
La tecnología de imanes será capaz de detener el objeto que orbita descontrolado y, sin contacto que ponga en riesgo la nave o plataforma donde van instalados, controlarlo a discreción. De esta forma, un brazo robótico ya podría trabajar sobre el satélite averiado para intentar arreglarlo si así se requiere. Aunque de momento la aplicación estrella será la de eliminar basura.
"La NASA está rastreando miles de desechos espaciales de la misma manera que los controladores de tráfico aéreo rastrean los aviones. Tienes que saber dónde están porque podrías chocar contra ellos accidentalmente", recalca Abbott. "El Gobierno de Estados Unidos y los gobiernos del mundo conocen este problema porque cada día que pasa se acumulan más y más de estas cosas".
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