La invasión de Rusia a Ucrania ha acaparado la atención del mundo entero en medio de una situación muy complicada y que todo apunta a que se recrudecerá todavía más ante el posible ataque a un país OTAN, de la que España es miembro. Pero, a 7.000 kilómetros de Kiev, la guerra es otra. Corea del Norte acaba de realizar un lanzamiento de un misil balístico intercontinental con un alcance prácticamente global. El primer ensayo de estas características desde el 2017 y que ha hecho saltar todas las alarmas de sus vecinos sureños y de Japón.
El propio líder norcoreano Kim Jong Un asistió al lanzamiento del misil Hwasongpho-17 el pasado miércoles donde pudo comprobar el despegue del arma intercontinental. Este hecho, si cabe, le da todavía más importancia a una prueba que llega en un momento crucial para el desarrollo militar de Corea del Norte que ya apunta hacia los misiles hipersónicos.
Japón, tras detectar en sus radares el lanzamiento, mandó una alerta scramble —de emergencia— a su fuerza aérea que desencadenó en el despegue de un caza F-15J. Esta aeronave consiguió grabar parte de la fase de ascenso del misil norcoreano a una altitud no desvelada. Según el Ministerio de Defensa japonés, también despegó un avión de vigilancia marítima P-3C Orion para dar apoyo al caza.
El ensayo terminó con el misil cayendo a 150 kilómetros de la costa japonesa, en plena zona de exclusividad económica en el mar del Este o mar de Japón, sin causar daños. Por su parte, el comunicado estatal norcoreano publicado tras el ensayo no detalla el lugar exacto y se limita a anunciar que el misil alcanzó el objetivo correcto. También indica en la misma nota que "el misil balístico intercontinental fue probado verticalmente en consideración a la seguridad de los estados vecinos".
El misil más grande
Al halo de secretismo que ya rodea a todo lo que tenga que ver con Corea del Norte se une a los escasos datos que se tienen del misil Hwasongpho-17. Fue visto por primera vez en un desfile militar en octubre del 2020 y ya se ha consolidado como el intercontinental balístico más grande jamás visto.
"Está claro que los misiles de Corea del Norte son lo suficientemente potentes como para cubrir el alcance de un misil balístico intercontinental", ha explicado Lee Byong-chui, experto en proliferación nuclear del Instituto de Estudios del Lejano Oriente de la Universidad de Kyungnam en Seúl, a New York Times.
"Pero una pregunta sin respuesta es si el país ha dominado las llamadas tecnologías de reentrada, que se necesitan para proteger la ojiva nuclear del intenso calor y fricción cuando el misil balístico intercontinental choca contra la atmósfera terrestre", prosigue Lee Byong-chui.
Y es que, los misiles balísticos intercontinentales (ICBM, de sus siglas en inglés) cuentan con dos partes y etapas muy diferenciadas. La primera es en la que se usa un cohete o propulsor para realizar el lanzamiento del misil —corresponde con el ensayo norcoreano del pasado miércoles— y la segunda es la fase de descenso. Esta última es la más compleja de todas y donde entran en juego los llamados vehículos de reentrada que deben de proteger la ojiva y dirigirse al objetivo.
Por el momento y de forma oficial, no se conoce que Corea del Norte haya hecho avances significativos en los vehículos de reentrada ni que el último ensayo haya estado relacionado con el desarrollo de uno nuevo. Pero lo que sí parece estar claro es que el ejército de Kim Jong Un haya acumulado datos muy valiosos en el lanzamiento del miércoles.
Los únicos detalles que se conocen vienen de parte de los comunicados oficiales de Corea del Norte. La agencia estatal KCNA informó que el Hwasongpho-17 despegó desde un lanzador móvil en el Aeropuerto Internacional de Pionyang y alcanzó una altitud máxima de 6.248 kilómetros y recorrió una distancia en la horizontal de poco más de 1.000.
Según algunos analistas, el misil se lanzó con una trayectoria muy vertical con el fin de evitar volar sobre otros países, tal y como recogió el comunicado norcoreano. Pero también indican que, de haber elegido otra trayectoria, podría haber alcanzado la parte continental de Estados Unidos. "Este es el misil de mayor alcance que Corea del Norte ha probado jamás", ha explicado Jeffrey Lewis, experto en armas y profesor del Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury, a CNN.
Ojivas nucleares
Dentro de los misiles intercontinentales, existen los que son capaces de acarrear múltiples vehículos de reentrada con otras tantas ojivas y cabezas nucleares. El gran tamaño del Hwasongpho-17 apunta a que esto puede ser posible, lo que supondría un avance considerable y un poder de ataque muy avanzado.
"Lo que esto realmente representa es el progreso constante de Corea del Norte hacia la capacidad de colocar múltiples ojivas nucleares en objetivos en Estados Unidos en caso de guerra", prosiguió Lewis.
En cuanto al futuro a inmediato, los reportes indican que Corea del Norte estaría trabajando en mejorar los sistemas de propulsión y vuelos de sus misiles para que consigan alcanzar un radio de 15.000 kilómetros. Algunos analistas apuntan a que este modelo de misil ya alcanzaría esa cifra. De esta forma, podrían alcanzar prácticamente cualquier parte del mundo a excepción de la parte más meridional de América del Sur.
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