Mientras que Rusia emplea a fondo sus modernos cazas Sukhoi Su-35, las fuerzas aéreas ucranianas exprimen los vetustos MiG-29. Este modelo de aeronave de combate fue diseñado por la casa Mikoyán en los primeros compases de los años 70, en un momento de esplendor tecnológico impulsado por los programas soviéticos en medio de la Guerra Fría. Actualmente, la OTAN —a la que pertenece España— se encuentra inmersa en gestiones para proporcionar de unidades de este modelo de caza al ejército de Volodímir Zelenski, pero tras fracasar en Polonia, tan solo Eslovaquia parece que dará un paso al frente.
A pesar de estar claramente en inferioridad tanto tecnológica como de número, los pilotos ucranianos a los mandos de los MiG-29 han conseguido mantener relativamente seguro el espacio aéreo de su país al tiempo que han derribado alguna que otra aeronave rusa. Pero el saldo es muy negativo y cada baja en el lado de Kiev supone una gran pérdida tanto por los experimentados —y escasos— pilotos como por el propio material militar.
El MiG-29 es el único modelo de caza presente en países OTAN que Ucrania puede operar. La instrucción de los pilotos para habilitarles a cada uno de las aeronaves es un proceso complejo que lleva semanas o incluso meses. Tiempo que los ucranianos no tienen.
Caza soviético ucraniano
El Mikoyán MiG-29 fue la respuesta del Kremlin a los desarrollos del F-15 y F-16 estadounidenses, que por aquel entonces llevaban la delantera tecnológica en prácticamente todos los apartados y consiguieron liderar la cuarta generación de cazas. El trabajo diseño comenzó en 1974 dentro de un programa militar que establecía el desarrollo de un modelo de caza pesado —que recayó en el Sukhoi Su-27— y otro ligero —MiG-29—.
El primer vuelo del Mikoyán se produjo tan solo 3 años después y, tras varios años de pruebas, se encuentra operativo desde 1982. En estos 40 años se han creado variantes y modelos algo más específicos para exportación y cada operador también los ha ido actualizando convenientemente. En el caso de Ucrania, hace unos años comenzaron un importante proceso de actualización que cristalizó en el modelo MiG-29MU1.
"El ejército ucraniano recibió cazas MiG-29MU1 modernizados. Una de las unidades militares ya ha recibido dos aviones de combate", según dijo el presidente Petró Poroshenko en abril de 2018. Comenzando de esta forma un programa de actualizaciones que la Planta Estatal de Reparaciones de Aeronave de Lviv (LGARZ) iba a ir lanzando con unidades MiG-29MU2 —previstas para 2022 antes de la invasión— y MiG-29MU3.
La primera fase es la única de la que se han llegado a sacar aviones de la línea de montaje y las mejoras son notables. Una de las más importantes es la incorporación de un nuevo sistema satelital para mejorar la navegación y el aterrizaje por instrumentos. Otra de las patas ha sido un nuevo radar capaz de detectar enemigos más lejos —hasta 150 kilómetros— junto con un sistema de defensa electrónica más potente, una base de datos de amenazas actualizada y un extra de contramedidas electrónicas.
El MiG-29MU1 es capaz de alcanzar una velocidad de 2.500 kilómetros por hora (más 2 veces la velocidad del sonido) gracias a sus dos motores con postquemador. Las 18 toneladas de peso máximo al despegue le permiten obtener un alcance de unos 1.400 kilómetros con los tanques internos llenos y alcanzar un techo de servicio de 18.000 metros de altura.
En cuanto al sistema de armamento, dispone de un cañón automático de 30 milímetros, varios modelos de misiles aire-aire para combate a corta y media distancia y anclajes desde donde dejar caer bombas o lanzar misiles no guiados hacia tierra firme. Hasta antes de la guerra, Ucrania poseía 43 MiG-29 de los cuales se desconoce el estado de actualización junto con 12 Sukhoi Su-24 bombarderos, 17 Su-25 de ataque y 26 Su-27 cazas pesados.
El Sukhoi Su-35 ruso
La Fuerza Aérea de Rusia ha apoyado una parte importante del plano aeronáutico de la invasión en los cazas Su-35. Este modelo está basado en el Sukhoi Su-27 y levantó por primera vez el vuelo en 2008. Además, se trata de una de las últimas incorporaciones rusas pues entró en servicio en febrero de 2014.
Es el cazabombardero más capaz dentro de las filas rusas y cuenta con mejor tecnología de base que los MiG-29 y Su-27 ucranianos. Algo que parece no haberse visto reflejado en Ucrania pues la abrumadora superioridad tanto en número como en capacidades no les ha servido para controlar su espacio aéreo.
El Su-35 tiene una autonomía de combate de 1.600 kilómetros y una altitud máxima de 18.000 metros. Su par de motores Saturn con postquemador lo impulsan a 2.400 kilómetros por hora y tiene un peso máximo al despegue de 34,5 toneladas.
En el aparatado de armamento, además del cañón de 30 milímetros, dispone de una amplísima variedad de misiles y bombas compatibles que se pueden acoplar a sus 12 anclajes. En total, puede acarrear 8 toneladas de armamento con misiles aire-aire, aire-tierra, antibuque y antirradiación. También dispone de bombas guiadas y un sistema de radar Irbis-E capaz de detectar enemigos a 350 kilómetros.
¿Cazas estadounidenses?
A pesar de que los MiG-29 conforman la espina dorsal de la aviación ucraniana, los pilotos del país creen que recibir más unidades de este modelo no les ayudará mucho. Menos aún si se tratan de versiones del Mikoyán antiguas notablemente por detrás de los disponibles en Ucrania.
"Tenemos pérdidas casi todos los días en nuestra Fuerza Aérea", ha declarado un piloto ucraniano a Washington Post. "No verás esto en la televisión porque todo está clasificado en este momento, pero en realidad tenemos muchas pérdidas. Por esa razón necesitamos ser técnicamente iguales a los rusos. Solo nuestra ventaja mental no es suficiente para luchar contra estas tecnologías".
Con los aparatos rusos modernos fuera de la ecuación, tan solo los cazas occidentales son capaces de suplir las carencias del ejército. Un proceso que es de todo menos sencillo debido al gran cambio que supone pasar de aeronaves soviéticas a otras desarrolladas por Estados Unidos.
Aunque los pilotos ucranianos piensan que probablemente el proceso de adaptación tan solo les llevaría un par de semanas para "aprender los matices de los aviones de la serie F fabricados por los norteamericanos", según comentó otro piloto que actualmente se encuentra entrenándose en Estados Unidos. "Muchos de los pilotos ya hablan inglés y han participado en ejercicios conjunto con la Fuerza Aérea estadounidense, por lo que están familiarizados con la fraseología de los sistemas de esos aviones".
Por el momento, de esta línea de actuación no se conoce mucho más. Tan solo que los potenciales cazas que podrían volar son los F-15 y F-16 prácticamente coetáneos de los MiG-29, pero que han envejecido mejor debido a la mejor tecnología de partida y a las diferentes actualizaciones disponibles.
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