Recordar ahora que el próximo 20-D hay elecciones es innecesario. Sin embargo, sí me parece interesante, antes de entrar en el cansino fragor de la campaña, analizar lo que ha sido la España de Rajoy: el período más desastroso para nuestro país en todo lo relacionado con tecnología e innovación.
A nivel internacional, España es un país rancio. Que existan emprendedores y startups es algo que solo habla de la tozudez de quienes se empeñan en ello, porque el gobierno de Mariano Rajoy se ha empeñado a conciencia en dificultarles la vida, en engañarles con cambios inútiles, en castigarles con impuestos no solo en función de lo que ganen, sino incluso de lo que podrían llegar a ganar si deciden irse a sitios donde puedan captar capital, o en dificultarles la atracción de talento impidiendo fórmulas versátiles de retribución populares en otros países.
Según declaraciones recientes de Mariano Rajoy, "España tiene todo para ser el gran cosmos del emprendedor"... ya, claro. Solo si esos emprendedores están dispuestos a ser buenecitos, no hacer ruido, no romper nada y no meterse con nadie. En cuanto pongan nerviosa a alguna gran empresa, ésta levantará el teléfono, la recibirá algún miembro del Gobierno y obtendrá rápidamente protección contra "ese indocumentado que amenaza su negocio". España es el país en donde los lobbies campan a sus anchas y en el que, además, encuentran un aliado perfecto en un gobierno corrupto y tecnológicamente iletrado. Aquí vale hasta poner impuestos al sol.
Para el gabinete Rajoy, lo único que rima con el avance tecnológico son peligros y amenazas. ¿Redes sociales? Hay que controlarlas, vigilarlas, marcar edades mínimas y detener a los que las usen para cualquier cosa que ellos consideren "alterar el orden". ¿Nuevos modelos de negocio? Si hay que legislar para impedirlos, se legisla. ¿Jueces? Si "están equivocados" y aplican el Derecho "en contra de los intereses de nuestros amigos", se les cambia o se entregan sus funciones a una comisión dependiente del Gobierno.
España, en el entorno internacional, es un desastre de país con desempleo rampante, en el que emprender resulta imposible, en el que se persigue todo, o en el que se expulsa a Google News. Además de ser un sitio donde la corrupción campa a sus anchas, con nula transparencia y donde el verbo "dimitir" no se conjuga jamás, es, literalmente, un país contra internet.
Gracias por nada, Mariano. Vete ya. Espero que seas el último analfabeto tecnológico que vea como presidente.