De los tres visitantes de la Moncloa sólo uno, Pablo Iglesias, demostró que se sabe las reglas de protocolo y llevó un regalo al anfitrión. Duele reconocerlo, pero ahí se marcó un tanto frente a Sánchez y Rivera, que llegaron con las manos vacías. Mal hecho. Con lo bien que hubiesen quedado con unas flores, unos bombones o una bandeja de huesos de santo, aprovechando la época.
Iglesias, que ya ha confirmado más veces que es rumboso a la hora de hacer obsequios, le regaló a Rajoy el Juan de Mairena con una dedicatoria larguísima en la que le invita a releer a Machado. Siendo exquisitos, es un poco feo mostrar al personal lo que uno escribe en un volumen que le regala a otro. Las dedicatorias de los libros pertenecen al ámbito de lo privadísimo, al territorio de la complicidad, a esa parcela de lo íntimo donde Aznar aseguraba hablar catalán. Lo que se escribe en la primera página de un libro equivale a un guiño, a una mano tendida, a la media sonrisa entre iguales, y entre ellos debe quedar.
Lo curioso es que en el libro que Pablo regaló a Mariano hay una sentencia del sabio Mairena muy apropiada para el leitmotiv de la reunión monclovita:
“De aquellos que dicen ser gallegos, catalanes, vascos, extremeños, castellanos, etcétera, antes que españoles, desconfiad siempre. Suelen ser españoles incompletos, insuficientes, de quienes nada grande puede esperarse.
Según eso, amigo Mairena –habla Tórtolez en un café de Sevilla–, un andaluz andalucista será también un español de segunda clase.
–En efecto –respondía Mairena–: un español de segunda clase y un andaluz de tercera."
Que me disculpe Iglesias, pero no es Machado la mejor elección para regalar cuando uno va a decir al presidente del gobierno que no cuente con él para oponer resistencia firme al delirio independentista. Antonio Machado, que se estremecía con la idea de las dos Españas, habría puesto pie en pared ante la astracanada que están organizando en Cataluña los Junts pel sí, la CUP y los cinco amigos de Pablo Iglesias que votaron a Forcadell.
Me encantaría leer las frases de Juan de Mairena sobre el desafío secesionista y el disparate histórico de un pasado de Cataluña como país. Morados se hubieran puesto, el de Mairena y su heterónimo Antonio, desmontando con sentido común todas las sandeces que nos regalan a diario los pagafantas del 3%. Iglesias recomienda a Mariano Rajoy que relea a Machado, pero parece que el que no ha leído a Machado es él.