Un PP al alza y un PSOE que remonta. Enfrente, Podemos se desploma y Ciudadanos, aunque crece, se mantiene muy lejos de populares y socialistas. Estas serían, según el CIS, las expectativas de los cuatro partidos que se repartirán el mayor número de escaños del Parlamento en la próxima legislatura.
A esa foto fija, que no parece reflejar la efervescencia de los dos partidos emergentes, cabe hacerle algunas objeciones. Está confeccionada con datos recogidos a primeros de octubre, y la situación política sufre convulsiones casi a diario, por lo que es fácil que las proyecciones hayan quedado desfasadas. El sondeo se realizó, por ejemplo, antes del exitoso cara a cara entre Albert Rivera y Pablo Iglesias, antes de la declaración institucional del Gobierno frente al desafío soberanista y antes de que Rajoy convocara en la Moncloa a los principales líderes, por citar solo algunos ejemplos.
Otro motivo para desconfiar es el notorio margen de error del CIS. Quedó patente con las elecciones catalanas. A Ciudadanos le pronosticó un 14% de los votos y un máximo de 20 diputados, pero obtuvo el 18% y 25 parlamentarios. Con Catalunya Sí que es Pot ocurrió otro tanto. Obtuvo cinco escaños menos de lo que el CIS predijo. Sus vaticinios también se desviaron mucho de la realidad en las elecciones europeas.
Es elocuente, en este sentido, que el promedio de todas las encuestas realizadas por distintas empresas para medios de comunicación de toda índole en las últimas semanas mejora en más de tres puntos las expectativas que el CIS concede a Ciudadanos y Podemos.
Por otra parte, la encuesta constata que hay un 22% de ciudadanos que no tiene decidido su voto. Si a ello añadimos que casi un 3% optó por no contestar, desconocemos nada menos qué hará el 20-D un 25% de los votantes.
Pero es que además el CIS no se rige por criterios claros. Sorprende que no pregunte por la valoración de líderes como Rivera o Iglesias con el argumento de que pertenecen a partidos sin representación en el Parlamento, cuando sus propios resultados los sitúan como los referentes de la tercera y la cuarta fuerzas del país.
Pero aun siendo cierto que el CIS tiende a favorecer el statu quo, no lo es menos que ofrece pistas sobre la situación política que no cabe despreciar. Sus datos parecen confirmar un frenazo de Podemos, que podría responder tanto a su incapacidad de unir a la izquierda como a un posible viraje de la calle hacia posiciones más conservadoras como resultado de la inquietud ante el independentismo en Cataluña y la constatación de cierta recuperación económica. De la misma forma, parece confirmarse que, hoy por hoy, sólo la unión de PP y Ciudadanos podría dar una mayoría estable para gobernar.
Sin embargo, queda todavía un mes y medio antes de las votaciones y toda la campaña electoral. Tiempo y argumentos suficientes para dejar cualquier conclusión en cuarentena.