El compromiso electoral de suprimir el Senado que Albert Rivera planteará este sábado va a ser, sin duda, una de las propuestas que marcará la campaña del 20-D. Tiene especial carácter simbólico que este anuncio lo haga en Cádiz, cuna de la primera Constitución que, junto con la de 1931, es la única que no estableció un sistema bicameral.
Se trata de una apuesta audaz, por cuanto el Senado está muy asociado al paisaje institucional de la Democracia española y forma parte del régimen parlamentario de todos los grandes países europeos. Pero es cierto que tanto por sus escasas atribuciones como por haber sido convertido por los partidos en su patio trasero para otorgar premios y favores, ha perdido su razón de ser. Además, está su elevado coste: más de 50 millones de euros cada año.
Ciudadanos pretende con esta declaración de intenciones convencer a la opinión pública de que su voluntad de cambiar el país no es un mero eslogan, por más que tenga muy difícil llevar su plan a la práctica: la reforma constitucional necesaria para cerrar el Senado requiere del apoyo de dos tercios del Congreso, algo que queda todavía muy lejos para el que aparece en las encuestas como tercer partido nacional.
Ninguna otra gran formación política defiende hoy la eliminación del Senado. A lo más que están dispuestos PP, PSOE y Podemos es a cambiar su funcionamiento para que sea un órgano de representación autonómica, y Pedro Sánchez ha expresado su pretensión de trasladarlo a Barcelona. Estos partidos están en la línea del informe del Consejo de Estado que hace ya una década recomendó reorientar el Senado para convertirlo en "genuina Cámara territorial", de forma que deje de repetir el trabajo que ya hace el Congreso. En cambio, Ciudadanos considera que para abordar asuntos territoriales basta con que se convoque periódicamente una conferencia de presidentes autonómicos, dotándola tal vez de una estructura permanente.
Albert Riverá dará a conocer en Cádiz un ambicioso plan con 30 medidas "drásticas y de calado" con las que quiere regenerar España. Ahí incluye la desaparición de las Diputaciones o la fusión de municipios. Pero sin duda, será su intención de suprimir la Cámara Alta la que marcará el terreno de juego. Por primera vez, un partido con opciones de gobierno propone su clausura.