La televisión ha transformado buena parte de sus contenidos, dando voz a los márgenes y a sus pobladores hasta llevarlos al terreno de la incertidumbre. De esta manera, un capitalismo armado con pantallas de plasma, neutraliza la lucha de las calles. Es curioso que donde antes se dudaba de Yola Berrocal, por si hiciera o no la gallarda al Dinio, hoy se habla de Gramsci.
En las calles, las gentes se apiñan frente a los escaparates de las tiendas de televisores para seguir debates políticos. Todo empezó cuando un chaval con coleta practicó el entrismo trotskista en el Canal Único de Información y se arrancó a denunciar a los dueños de las hambres. Desde aquel momento, la clase subalterna se sintió representada y la lucha de clases llegó a encarnar "el todo" en la parrilla televisiva. Por lo menos, eso es lo que parecía.
Desde entonces hasta hoy, cuando falta poco para que se celebren elecciones, la peña ha ido haciéndose sus gallardas. De todos los candidatos, el menos puñetero es Alberto Garzón por ser el que menos presencia tiene en el Canal Único de Información. El otro día salió con un mensaje muy elaborado dentro de la heterodoxia gramsciana pues va dirigido a esa clase subalterna que habita los márgenes; la misma que desayuna dudas cuando sus representantes han vaciado de ideología el discurso para contemplar el voto de lo que Gramsci denominaría clase auxiliar. El hashtag #VotaGarzónPrimo va más allá de molar mazo. No sé si me explico.
Izquierda Unida lo ha tenido difícil. Si miramos atrás, lo comprenderemos pues IU son los restos de un cadáver que llevaba por siglas PCE. Ocurrió en la llamada Transición, cuando Adolfo Suárez pegó el tiro de gracia a los comunistas. Legalizando la disidencia, acabó con ella. El revólver se lo prestó Santiago Carrillo que también señaló donde había que apuntar. Con todo, aunque se trate de un cadáver, la izquierda sigue siendo la izquierda y detrás de la izquierda siempre habrá otra izquierda, eso espero, lejos de la pantalla de plasma.
A nadie de nosotros consultaron para venir al mundo. Por eso pedimos que nos consulten, que seamos los que determinemos nuestros derechos y no al contrario, como viene sucediendo hasta ahora, donde los derechos de la clase dominante determinan la política. Por ello, aprovecho el tuit del compañero Alcaraz para devolverle este mío:
El poder es la línea de sombra que nos separa de los medios de producción. Hay que borrarla. #VotaGarzonPrimo.