La demanda que la Generalitat de Cataluña interpuso contra Federico Jiménez Losantos con el ampuloso argumento de actuar "en defensa del honor del pueblo catalán" ha encontrado merecida respuesta en la Justicia. La reclamación ha sido desestimada y la Generalitat deberá hacerse cargo de las costas del procedimiento.
La resolución del juez instructor de Barcelona proclama, con gran sensatez y espíritu didáctico, que las manifestaciones de Jiménez Losantos contra el desafío independentista y contra quienes lo impulsan desde las instituciones no pueden considerarse dirigidas al "pueblo catalán" ni a "toda la colectividad", por algo tan obvio como que Cataluña es "heterogénea".
El razonamiento del juez desnuda la paranoica actitud de muchos nacionalistas consistente en identificarse a sí mismos con la totalidad de la ciudadanía. El fallo recuerda que el periodista criticó a personas y colectivos concretos que no pueden corresponderse con "todo el pueblo catalán", ya que éste es "diverso" y "abarca posiciones que están muy distantes del modelo nacionalista".
La Generalitat ha hecho el ridículo al impulsar con todos los recursos a su alcance una iniciativa con la que pretendía linchar y silenciar a un periodista independiente, figura a la que tan poco acostumbrada está. Confiaba tal vez en que su ataque sirviera para amedrentar a otros, sin importarle demasiado que al atentar contra un derecho fundamental como el de la libertad de expresión pudiera quedar al descubierto su verdadero talante. El tiro le ha salido por la culata.