Lo que parecía un escenario inimaginable está cada vez más cerca de convertirse en realidad. A una semana del reférendum que decidirá la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea, las encuestas indican que el voto a favor del brexit podría prevalecer el 23 de junio. El temor a la escapada británica ha sacudido desde el pasado jueves las bolsas europeas, con caídas de entre el 3% y el 5% en Londres, París, Fráncfort o Madrid.
La salida de Reino Unido sería una noticia nefasta, ya que abocaría a este país y a la UE a un escenario desconocido de inestabilidad con probables consecuencias desastrosas. La OCDE calcula un impacto negativo del 3% para el PIB británico hasta 2020 en caso de brexit, es decir, más de 80.000 millones de euros. El ministro británico de Economía, George Osborne, ha advertido este miércoles que una retirada del club europeo podría crear un "agujero negro" de unos 30.000 millones de libras en las finanzas públicas británicas.
Para el resto de socios de la UE el panorama tampoco es muy halagüeño, ya que la Unión sufriría una contracción adicional del 1% sobre el conjunto del PIB, es decir, unos 185.000 millones en cinco años. A esto se añade el daño a la inversión real que causaría la incertidumbre jurídica. Al no haber una hoja de ruta clara, crece la desconfianza de inversores y empresas. Sobre todo teniendo en cuenta que el partido nacionalista escocés ya anunció que pedirán otro referéndum independentista en caso de brexit.
Además de las repercusiones económicas, la salida de uno de los principales actores de la UE sería un duro golpe para el proyecto europeo. Muchos expertos temen el impulso que el brexit supondría para los partidos euroescépticos de Europa, tales como el Frente Nacional en Francia o los True Finns en Finlandia. La campaña británica del Leave ha basado muchos de sus argumentos en proclamas xenófobas y antiinmigración. Su victoria en el referéndum también sería una derrota para los valores de inclusión e integración de Europa. A pesar de sus fallos, la creación de una unión de países con un proyecto y un futuro común es un hito en la historia de los países europeos. Los líderes de la UE deben hacer todo lo posible para conservar este legado compartido.