El yuzu es un limón japonés muy aromático y delicado. Ahora se cultiva también en California, pero sigue siendo un fruto relativamente escaso. Es uno de los pequeños placeres de la vida y por eso estaba en el título del proyecto que dio origen a este periódico. Un Google Doc llamado “Política, ideas y yuzu”.
Ahí están algunas de las ideas que más llamaron la atención de este diario, otras que se han plasmado en Politibot, el bot de Telegram para seguir las elecciones, y algunas otras que todavía esperan su ocasión.
Lo que en nuestros diseños se llamó “yuzu” evolucionó después a “placeres” y justo antes de la salida de la edición a “miradas”, que ahora nos da cada día el mejor yuzu de la información cultural en España, con el punto ácido que tiene el periodismo.
Aquel documento tiene hoy aún más sentido que hace un par de años, es útil para buscar nuevas vías frente al imparable dominio de Facebook o de las plataformas que vendrán, la dispersión de la atención del lector o la disolución de las marcas sin personalidad.
Pero aquellas ideas nunca habrían sido más que una lista de propósitos si no hubiera habido tantas personas con tanto talento, buen humor y energía para ponerlas en práctica. Lo mejor ha sido ver esas ideas en acción y disfrutar de la respuesta de los lectores.
Las noticias más vistas desde que nació este periódico son la demostración de que se pueden conseguir centenares de miles de lectores y sumar millones sin publicar rumores, sin perseguir fines partidistas, sin ofender a las mujeres, sin apostar a la antigua por culos y tetas.
La noticia más vista es una historia contra la discriminación de los gitanos. La segunda sigue siendo la joya de la aventura de Pol buscando a Sara en Nepal, publicada cuando no teníamos casi estructura. La tercera, un juego con las preguntas de un examen de primaria. La cuarta, una exclusiva sobre la cabalgata de reyes con la nueva alcaldesa. La quinta, el testimonio aterrador de la madre de un yihadista captado a las afueras de París.
Tu audiencia cambia según cambia lo que le ofreces. Y lo que venga mientras el periódico sigue creciendo dependerá de la calidad del limón. Pero de momento es un gusto haber visto cómo hacerlo bien también tiene su recompensa en la a veces anquilosada España. Y cómo talento atrae a más talento en un círculo virtuoso que muchos medios de larga historia quisieran para sí y que nunca conseguirán de la misma manera.
Ahora que Facebook ha cambiado otra vez su algoritmo y que los medios sufrirán un poco más para beneficiarse de su plataforma, la personalidad de una cabecera y el brillo único de cada uno de sus reporteros son la esperanza.
No es fácil y los obstáculos en el camino son muchos. Las decepciones a veces parecen insuperables. Pero estos días me acuerdo de lo que cantaba Franco Tettamanti, un periodista con gran ojo que conocí en la sección local de Milán del Corriere della Sera hace ya muchos años. Aquel verso de un clásico de Caterina Caselli: “Non sarà facile, ma sai… Si muore un po’ per poter vivere”.