Nada salvo el postureo justifica la entrevista que ha mantenido este miércoles Mariano Rajoy con el portavoz parlamentario de ERC, Tardà, y el cabeza de lista de esta formación por Barcelona, Rufián.
El objetivo de Rajoy en este momento tiene que ser reunir el número suficiente de apoyos para lograr su investidura. Dado que ERC ya ha anunciado que en ningún caso respaldará un Gobierno del PP, ¿qué sentido tiene convocar a sus representantes en la Moncloa?
El líder del PP ha confundido su papel al iniciar una ronda de conversaciones con los portavoces de todos los grupos parlamentarios. Esa es precisamente la misión del Rey, no la de quien tiene que dedicarse a la tarea de sumar escaños a su causa.
Resulta contradictorio además que Rajoy se cite con dirigentes de un partido cuyo objetivo declarado es la destrucción de España, máxime por la postura que ha mantenido el PP en relación a ERC. Cuando hace sólo tres meses trascendió que Pedro Sánchez se había visto con Oriol Junqueras para sondear el sentido de su voto en un posible escenario de investidura, el PP se lo reprochó y exigió a Ciudadanos que rompiera su acuerdo con el PSOE.
Por todo ello, la única explicación que tiene que Rajoy se reúna con los representantes de ERC es trasladar a la opinión pública la idea de que no está cruzado de brazos y de que tiene un talante abierto. Sin embargo, en lugar de hacer gestos de cara a la galería, tendría que estar proponiendo una agenda con medidas de regeneración lo suficientemente atractivas como para convencer al PSOE y a Ciudadanos -partidos con los que el PP comparte la defensa del régimen constitucional- de que la próxima legislatura puede servir para resolver los problemas de España.