Los comentarios son, sin duda, uno de los temas peor tratados en el mundo de los contenidos en la red.
Muchas publicaciones los consideran un problema intratable, y renuncian a una supervisión que, a partir de determinado volumen, supone un fuerte drenaje de recursos aún muy difícil de automatizar. El resultado, particularmente cuando se mezcla con las bajas pasiones que desatan temáticas como el deporte o la política, es que suelen ser auténticos vertederos dialécticos, completamente prescindibles, cuando no una fuente de problemas legales.
El anonimato es otro elemento complicado: la posición desinformada es la de quienes pretenden exigir nombre real, correo electrónico... manos en la nuca y carnet en la boca a quien pretenda comentar, sin entender que el anonimato es un derecho que, además, resulta difícil de coartar. Otros optan por mantener una política de identificación con la página web que permita exigir responsabilidades legales, combinada con la posibilidad de comentar mediante seudónimo, o permiten cualquier identidad siempre que no se vulneren las normas del sitio, o restringen únicamente la suplantación o el astroturfing, en el que una o varias personas crean múltiples personalidades para aplaudir una postura determinada y simular un apoyo masivo.
El planteamiento de los comentarios como problema choca con la existencia en la red de páginas como Quora, Reddit, Slashdot y otras, en la que los comentarios son el verdadero valor añadido, donde sistemas de control basados en la evaluación por pares se convierten en la ley que eleva la visibilidad de las buenas contribuciones y sus autores, pero entierra en el lodo de lo invisible los exabruptos y a los impresentables que no vale la pena ver. En páginas como Quora es habitual encontrarse a protagonistas de noticias dando su punto de vista, o a algunos de los mejores expertos mundiales terciando en discusiones sobre su especialidad. Los usuarios, como clave en el mantenimiento de páginas que consideran que les aportan valor añadido.
Para un medio de comunicación, una comunidad de comentaristas sana y que aporte valor se convierte en una necesidad cada vez más evidente: desde la popularización de la red, es fundamental asumir que siempre hay alguien ahí fuera que sabe más que el autor de la noticia o del artículo, y que puede aportar esa opinión o ese dato interesante que la enriquecen, que añaden un punto de vista o que le otorgan una relevancia mayor. Que ese alguien quiera venir a aportarlo a nuestra página, y no a otra, se convierte en un elemento fundamental de validación.
Si queremos buenos medios de comunicación, empecemos por evaluar cómo tratan sus comentarios.