Lo peor del asunto de Otegi no es Otegi edulcorándose las sombras en el video electoral de EH Bildu, ni presentándose ante el mundo como un amable sindicalista que vela por la dignidad laboral de los tornillos y de los tornos, de los trabajadores y trabajadoras de Elgoibar y de las Vascongadas fabriles y oprimidas por Madrid/Castilla/patrón. No, lo peor no es su cadencia en la oratoria, ni la musiquilla verbal en la que se dice un hombre normal, corriente, aficionado de la Real Sociedad.
Lo peor no es omitir aquel pasado en el que sus gudaris de otras épocas impedían a un verdadero hombre normal -¿lo es Otegi?- ver los partidos de la Real en el antiguo Atocha so pena de morir por la nuca o abarasado en la carrocería; ni lo peor del asunto Otegi es el propio Otegi erigido en no sé qué Mandela vasco.No. La cosa va más allá de Arnaldo tuneado de líder comprometido a la madurez. Lo peor de Otegi son sus comparsistas de dentro y fuera de Vascongadas; todos esos medios seres, la cabalgata que lo recibió a su salida de la cárcel de Logroño.
A Otegi le va la feria de las elecciones del 25-S según lo pensado. Lo suyo es más que una aspiración a Ajuria Enea; lo suyo es la vocación de mártir calculado ahora que la Junta Electoral Provincial de Guipuzcoa le ha dicho que nones. Ahorita es cuando comienza el Otegi 3,0, cursi y televisivo y ñoño y empecinado. Margaritas y tuiteros, con el altavoz y bombo de ETB y los pasquines en euskera y castellano de ciertas tabernas.
Hay un grito entre muchos, y es el de "Otegi libertad"; los primeros en salir han sido Iglesias y Errejón. De Errejón sorprende su tuit, crisol de su pensamiento que creíamos algo diferente a la corriente mayoritaria del podemopostureo; acaso por su estadía universitaria y lectora con cargo a lo público, a pesar de su ausencia. Tuitea Errejón: "Es la ciudadanía vasca, que es mayor de edad, la que debería poder decidir si quiere o no votar a Otegi o a cualquier candidato."
Pasa que más allá del chiste fácil sobre "Errejón" y "mayoría de edad", se nos queda un picor intelectual, una duda razonable sobre el concepto de "ciudadanía madura" por encima de las leyes; es lo que parece que propone Errejón en el timeline. Unamos a esto, el silencio del PSE, que acata las leyes bajo ese cierto síndrome Eguiguren.
Otegi no está solo. Pobre país.