Varias asociaciones feministas han publicado un manifiesto para pedir la prohibición de la falda en los uniformes escolares del país con el argumento de que esta prenda es sexista y fomenta la desigualdad. Los promotores reclaman un uniforme único para niños y niñas. Pero, entonces, ¿por qué demonizar la falda? Quizás habría que prohibir los pantalones, y que tanto chicos como chicas vistieran falda.
Se mire por donde se mire, la propuesta es disparatada. Educar en la igualdad no es hacer que las niñas se comporten, actúen o se parezcan a los niños. El problema de la igualdad entre hombres y mujeres hay que abordarlo en las aulas, cierto, pero educando en el respeto.
La vestimenta no determina los comportamientos sexistas. Sin embargo, quienes en su afán corrector prescriben prohibiciones y tratan de imponer hasta la forma de vestir, atacan las libertades individuales.