La visita oficial que una delegación española encabezada por Felipe VI iniciará este sábado a Riad debería incluir un gesto por parte del Gobierno en favor de la libertad del bloguero Raif Badawi. Este joven está condenado a diez años de cárcel -de los que ya ha cumplido dos- por atentar, según el reino saudí, contra el islam.
El delito de Badawi, en realidad, fue crear una página web en la que reclamaba libertad de expresión. Amnistía Internacional lo considera un preso de conciencia y la Unión Europea le ha concedido el Premio Sajarov por los Derechos Humanos.
Resulta por todo ello increíble que ningún partido político a excepción de Ciudadanos haya tenido la sensibilidad de solicitar un gesto para Badawi. Unos, seguramente, porque no quieren incomodar al gobierno saudí cuando de lo que se trata en este viaje es de firmar la construcción de cinco corbetas que supone para España una inversión superior a los 2.000 millones de euros. Otros, como Podemos, porque considera que no cabe tener relaciones con un régimen como el saudí.
Hay muchas razones para mantener una buena relación con un socio de España como Arabia Saudí. Entre otras, porque ese vínculo es el que puede permitir a España interceder por una persona que no debería estar en prisión.