Se me agolpa desordenadamente la tristeza mientras viajo a Madrid desde Barcelona para compartir el dolor con socialistas de toda España por la pérdida de Carme Chacón, por la pérdida de una ministra del Gobierno de España, de una Vicepresidenta del Congreso de los Diputados, de una concejal de su querida ciudad, Esplugues del Llobregat.
Es inevitable la consternación, el dolor, el espanto. 46 años y un futuro arrebatado. Es inevitable ese dolor, cuando una persona joven, que ha sido compañera y amiga, nos deja de repente, porque nos pone de manifiesto lo dura e injusta que puede ser la vida. Injusta con Carme e injusta con sus seres queridos. Injusta por encima de todo con Miquel, su hijo.
Un inmenso sentido de la responsabilidad, una enorme capacidad de trabajo o una intuición innata para la política eran sus principales virtudes. También lo era su capacidad para tejer equipos, personas de altísimo nivel intelectual y humano que la adoraban, que la seguían con fe y pasión y que creían en ella. Se hacía querer por aquellos que la rodeaban y fuera de foco era donde se la disfrutaba.
Con Carme me unieron muchos lazos. Pienso en la Carme política, en la Carme profesora de derecho, en la Carme mujer y feminista, en la Carme madre. Pienso en ella y me estremece pensar que ya no está con nosotros.
Son momentos duros, momentos en los que la política española ha perdido un valor. Momentos que se deben pasar en familia. Esta mañana en la sede del PSC, ahora, en breve, en Ferraz, a pasarlos con el resto de la familia socialista, a la que ella tanto quiso. No te olvidaremos, Carme. Tu sonrisa y tus sueños los hacemos nuestros.
***Meritxell Batet es portavoz adjunta del Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados.