SÍ. El viernes, en un momento indeterminado del día, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias hablaron por teléfono. Desde que el líder del PSOE está en Moncloa hay línea abierta permanente entre ambos. El 29 de junio no fue un día cualquiera en el
santoral español.
Pedro.- Felicidades, Pablo.
Pablo.- Felicidades, Pedro. Sí, sobre esta piedra de la Moncloa edificaremos nuestra iglesia. Iglesias soy yo.
Pedro.- Jaja. Ya sabes lo que recordó recientemente el Papa Francisco sobre las últimas palabras de tu tocayo Saulo antes de morir: “Ellos nos empujan hacia Jesús”.
Pablo.- Ellos serán los peperos y los ciudadanos… A ver, Pedro, que nosotros no creemos en estas cosas de los santos, como la festividad de San Pablo y San Pedro este 29 de junio.
Pedro.- Es verdad, pero no está mal tomarse un respiro en medio del ajetreo mundial en el que estoy sumido.
Pablo.- Creer, creer, creemos en otras cosas. Como en la República…
Pedro.- Hablar de la República no toca ahora. Tú ya sabes lo que opino de esto.
Pablo.- Pues no estoy seguro. Pero tranquilo que no voy a preguntártelo a la manera de Patxi: ¿Tú sabes, Pedro, lo que es España; o sea, lo que es la República?
Pedro.- Patxi López que estás en los cielos. Yo soy republicano por tradición familiar. El republicanismo son valores que tienen que ver con el patriotismo bien entendido, con el compromiso, con la empatía, con vincular tu suerte a la de tus compatriotas… Ya lo dije en 2016.
Pablo.- Yo pienso que los valores republicanos servirán para resolver la corrupción, para poner remedio a la quiebra del modelo social y al desafío soberanista. Como declaré a una televisión el año pasado, una España republicana es más
atractiva para los catalanes que el modelo monárquico, que excluye y agrede. La fractura social, la fractura de la democracia por la corrupción y la fractura territorial suponen la crisis del régimen actual.
Pedro.- Sí, recuerdo que lo dijiste en la televisión boliviana. Jaja. Lo leía en eldiario.es, en una crónica firmada por Andrés Gil el 14 de noviembre de 2017.
Pablo.- ¡Qué buen periodista es Andrés! Aunque menudo revuelo se ha levantado con nuestra propuesta para que presida Radio Televisión Española.
Pedro.- Veremos cómo acaba el asunto, porque el PNV y ERC no están por la labor.
Pablo.- Tranquilo. Ya sabes que el PNV siempre tiene un precio. Y para ERC resultará balsámico el acercamiento de sus presos políticos…
Pedro.- De sus políticos presos…
Pablo.- Déjate de tontadas que no nos está escuchando nadie. Como te digo, la propuesta de Unidos Podemos para nombrar a Andrés Gil tiene que salir adelante, tal y como acordamos en nuestra reunión secreta del pasado 14 de junio en Moncloa.
Pedro.- ¿Secreta? Pero si salió publicada un día después. Sólo te faltó convocar una rueda de prensa como hiciste aquel funesto 22 de enero de 2016, cuando, después de ser recibido por el Rey, anunciaste la distribución de carteras. Yo, presidente; para ti, la vicepresidencia, además de varios ministerios y organismos como el CNI y de RTVE.
Pablo.- Lo de RTVE se ha cumplido. Además del Ministerio de la Plurinacionalidad, que en cierto modo es lo que estoy ejerciendo con mis gestiones con la Generalitat. Como te dije, la entrevista con el president Torra fue muy bien, así como mi visita en la cárcel a Cuixart.
Pedro.- Veremos en qué plan viene Torra el 9 de julio. Me lo está poniendo difícil. El espectáculo que ha dado en Washington después del de los Juegos del Mediterráneo con la carta de ruptura que entregó a Felipe VI.
Pablo.- Normal. Su discurso televisado del 3 de octubre de 2017, tras el referéndum del 1-O, fue inadmisible. ¿Quién le ha elegido a él para decirle al gobierno de Puigdemont que había quebrantado los principios democráticos, que consciente y reiteradamente había incumplido la Constitución y su Estatuto de autonomía, que habían dividido a la sociedad catalana, que eran unos irresponsables, que ponían en riesgo la estabilidad económica y social de Catalunya, que se sitúan al margen de derecho y de la democracia… Para cerrar su intervención hablando del firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la Democracia, y enfatizando eso de mi compromiso “como rey con la unidad y la permanencia de España”? ¡Así no hay quien arregle el problema de España! Pedro, escucha: la monarquía es un problema, no una solución.
Pedro.- Ya te he dicho que de eso no toca hablar. Para lo que tenemos que aprovechar esta corta legislatura es para sacar adelante medidas sociales que nos den brío. Y así las izquierdas obtendremos un gran resultado en las próximas elecciones. Será entonces cuando tendremos que abrir un proceso constitucional.
Pablo.- Sí, llevas razón. Ahora hay que sacar adelante la democratización de RTVE, así como hemos puesto en marcha la proposición de ley para regular la eutanasia.
Pedro.- Sí, fue todo un síntoma obtener el respaldo de Unidos Podemos, ERC, PNV, PDeCAt, Compromís y Bildu para la eutanasia. ¿Te imaginas, Pablo, hasta dónde podemos llegar si mantenemos la alianza que tumbó a Rajoy…?
Pablo.- …Y te hizo presidente, sobre todo con los 67 votos de Unidos Podemos. Sí, el respaldo a la eutanasia este 27 de junio ha sido un gran avance. Aunque yo voy más allá. Cuando se dice aquello de que “un equipo médico administrará fármacos a quien esté en estado de sufrimiento grave y sin retorno para quitarle la vida”, cuando se habla de que “podrán beneficiarse quienes padezcan una enfermedad grave e irreversible o una discapacidad grave crónica si la causa de sufrimiento física o psíquica es irreversible”, cuando se habla de también de “suicidio asistido”…. Pues en todos estos supuestos, yo pienso en utilizar la eutanasia para algo más grande e importante que cualquier persona física… ¿Sabes, Pedro, en qué pienso?
Pedro.- No.
Pablo.- Pienso en la Monarquía representada por Felipe VI. ¿Tú te das cuenta de que, en realidad, lo que nos une a todos no eres tú, ni yo, ni la animadversión hacia Rajoy por la que te votamos, sino la República? Eutanasia para la monarquía, una institución que padece una enfermedad grave e irreversible…
(Esta conversación entre Pedro y Pablo con motivo de su onomástica, el viernes 29 de junio, no sabemos si se produjo en estos términos, como tampoco sabemos qué se acordó en la reunión secreta entre los dos líderes el pasado 14 de junio en Moncloa. Algunos frutos de aquél encuentro ya se conocen: Iglesias, 'ministro para Cataluña', una especie de vicepresidente in pectore, de sorayo con coleta. Reunión con Torra, acuerdo para designar presidente de RTVE, la proposición de ley de la eutanasia…).
Mientras, Felipe VI está más solo que la una. Y por la otra, Letizia, obcecada con sus retoques. Felipe VI está acorralado por lo que representa según el artículo 56 de la Constitución: “El rey es el Jefe del Estado, símbolo de la unidad y permanencia de España”. Una Constitución que se fundamenta en la "indisoluble unidad de la nación española”. Una ficha sostiene a la otra. O tira a la otra. ¿Monarquía o República? Qué más da salvo que el cambio de régimen, con los peligros de estabilidad que implica, sea para el mangoneo de unos cuantos políticos y el egoísmo insolidario de un pedacito del territorio nacional.
El objetivo, pues, de unos pocos (pero poderosos y persistentes) es aplicar la eutanasia a Felipe VI para tumbar el régimen del 78. Felipe VI, el guardián de la Carta Magna que este diciembre cumple 40 años. Si el centro derecha no se rehace y lo impide, el rey será el último de Filipinas, el último de la Constitución.
Ya sabemos que Franco, como debe ser, será sacado en unos días del Valle de los Caídos (¿el 18 de julio, fecha del inicio de la guerra incivil?). El dictador acabará también en una cuneta. ¿Y el Rey? ¿Y España?