José Luis Garci (Madrid, 1944) pasea con la radio puesta por el madrileño parque de El Retiro los días de sol e invierno. O pasa el verano en Málaga, donde asiste a veladas de boxeo a la orilla del mar. Vio a Kerman Lejarraga la pasada semana ganar por KO. La gloria, afirma, es "salir en los crucigramas".
Garci va a rodar en breve una precuela de El crack, aunque no le gusta ni la palabra "precuela" ni, como hombre de cine, puede asegurar al cien por cien qué día se pondrá a filmar en un Madrid "que ya no existe". Nunca ha tenido coche. Tampoco móvil ni internet. Su último vínculo con las telecomunicaciones fue el fax.
Atiende a EL ESPAÑOL en su casa de Guadalmina, en Marbella, una hora antes de su preceptivo baño en la piscina. Cineasta de Oscar y escritor reconocido -premios Cavia y Ruano de Periodismo- se mueve con presteza en los vericuetos de la actualidad.
¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías, director?
Estás hablando con alguien de la Edad de Piedra. Alguien del Cuaternario. Yo soy el último lector que va a quedar en los kioscos. Me acostumbré a no tener coche, a no tener teléfono móvil.
Es, entonces, de la vieja máquina.
Hay un premio Ruano en una Underwood, o un Cavia en una Olympia. Recuerdo los problemas que tenía cuando me mandaron en el año 94 a cubrir el Mundial de Fútbol de USA. Yo escribía a máquina, y era Míchel quien cargaba con la máquina todo el santo día por aquellos estadios. Terminaba un partido y mandaba la crónica por fax. El último texto que escribí para un periódico fue para una cosa sobre Mayo del 68. Me lo tuvieron que transcribir para ponerlo en la cosa esa [internet].
¿Qué es para usted la gloria?
Seguir saliendo en los crucigramas. Eso es lo importante. Ésa es la gloria. Con tu nombre y con tu foto. Eso es el éxito.
Dígame, prepara una precuela sobre 'El crack'.
Precuela es una palabra horrorosa. Suena a colador, ¿verdad? Sería el inicio de El crack. Me gustaría rodarla ahora, a finales de otoño o en invierno. He terminado el guión y, si esto va adelante -porque en cine nunca puedes dar nada por seguro-, rodaré en noviembre y diciembre.
No sé si voy a rodar toda la película en Madrid. O si voy a rodar una parte en Madrid y otra en Asturias. Como tengo que rodar un Madrid de 1975, a lo mejor es más sencillo para mí recrear aquel Madrid en las calles de Avilés o de Oviedo. Ahora no puedo filmar en la Gran Vía, donde toda la gente va hablando con teléfonos móviles. En la Gran Vía ya no hay un cine, como había entonces; nada más que hay manteros por las aceras de la Telefónica.
'El crack' fue una metáfora del momento frágil que vivía España a comienzos de los 80. ¿Cree que el país está en una situación similar?
No, yo creo que no. El crack se rodó en el 80, y esta película del inicio de El crack se remontaría al año 75, que es uno de los años más importantes del siglo XX, junto con 1936. La España de ahora tiene poco que ver superficialmente con la de entonces (la tecnología, los coches de otra gama, la gente viste distinto...). Pero si se mira en profundidad es muy similar, sobre todo cuando se habla de la corrupción.
Ya lo decía el protagonista de la película, Germán Areta: "Hace mucho tiempo que está lloviendo mierda, y si quiere que le diga la verdad, yo ya noto ni el olor". Y no se refiere sólo a los años 80. Areta se refiere también al siglo XIX, porque la corrupción del XIX fue increíble y llegaba a los niveles de la prensa del corazón; estoy pensando en el Padre Coloma y ese mundo de la alta sociedad madrileña que describe.
Corrupción ha habido siempre y siempre habrá. Como siempre habrá diferencias entre los poderosos y los débiles
La corrupción endémica...
Corrupción ha habido siempre y siempre habrá. Como siempre habrá diferencias entre los poderosos y los débiles o entre poseer el capital y no tener ni un duro... Lo único, la diferencia, es que España es ahora un país más modernizado.
¿Qué pensaría el detective Germán Areta de la España del 2018?
Pues no sé qué pensaría. Germán Areta es una persona muy individual, con un sentido de la ética muy particular. Su comportamiento respondía a su forma de ser. Un tipo que probablemente hubiese sido educado en el Bachillerato de Pedro Sáinz Rodríguez, que había cursado Derecho... Era un hombre del Régimen que vive esa Transición. Una persona íntegra, honrada y española.
Usted insiste en que todos se sentían españoles en aquel momento.
En el PCE, que estuvo tantos años en contra de la dictadura, todos se sentían españoles. Ahora queda poco orgullo de lo español. Viendo el Mundial este año sentía envidia al ver cómo otros países sentían lo suyo, más allá de envolverse en banderas. Ahora noto que falta algo; las clases de urbanidad. Porque ha habido una educación en los últimos 25 años disparatada, y ésa es la clave. Se han hecho 17 pequeñas Españas, 17 taifas, y se ha perdido ese sentido de país que antes, insisto, tenían la izquierda y la derecha.
Casi dos décadas después de Areta, Santiago Segura se inventó a Torrente, una parodia de la España facha y casposa que buena parte de la izquierda y los nacionalismos ven ahora como una seria amenaza a la Democracia.
Torrente es una serie estupenda. A mí la primera película me gustó muchísimo y así lo manifesté públicamente. Torrente tiene mucho que ver con Berlanga, con Valle-Inclán... Entre esa España -la de Torrente- y la de Areta hay diferencias. El propio Germán Areta dice que los grandes crímenes, en el futuro, no aparecerán en las páginas de sucesos, sino en las primeras planas de los periódicos y abriendo los informativos.
¿Afrontamos una segunda Transición como dicen algunos políticos?
Hoy la Transición no se hubiera podido hacer. Hay que tener en cuenta que la Transición se llevó a cabo porque hubo una serie de gente extraordinaria. Empezando por Marcelino Camacho, Santiago Carrillo, Nicolás Redondo, Adolfo Suárez, Felipe González, Torcuato Fernández -Miranda... Ahora sería imposible la Transición, sí. Con la especie de odio que hay entre las clases políticas, ahora sería impensable ponerse de acuerdo.
Hay que tener en cuenta que era el final de una dictadura y en poco tiempo se logró llegar a ser un país de Champions... Todo eso merece el reconocimiento del esfuerzo que se hizo entonces por parte de una serie de personas. Personas que dijeron que lo primero era España. Y tanto en la izquierda como en la derecha. Se hizo un impulso común y salió la Transición, esa Transición que pone en tela de juicio gente que no la ha vivido.
Pero en definitiva, yo ya he cumplido 70 años y esto le corresponde a las generaciones jóvenes. Y en todos los aspectos: en el cine, en la cultura, en la música y, por supuesto, en la política. Yo ya sólo puedo contar las batallitas.
No veo yo que haya capacidad en los políticos de diferentes ideologías para ponerse de acuerdo
Usted es una persona de la Transición.
Yo soy una persona de la Transición, sí. En ese momento los que teníamos treinta y tantos dijimos "vamos a tirar para arriba"; vamos a ver si subimos de la segunda a la primera división y llegamos a la Champions. Éramos médicos, economistas, políticos; y nos impusimos a trabajar a la vez por nuestro país. Y me dio la sensación de que España era un país como en vacaciones; donde la gente se hablaba más que habitualmente.
La Transición fue una época extraordinaria y hasta fuimos modelo en algunas universidades extranjeras. Han pasado los años y ha llegado una generación que no vivió aquello y no está conforme con esa Transición. Y no veo yo que haya alguien capaz de acometer una segunda Transición. No veo yo que haya capacidad en los políticos de diferentes ideologías para ponerse de acuerdo.
Es como si el rescoldo de la Guerra Civil lo hubieran heredado los nietos de los que la hicieron. La Transición la hizo mucha gente que estuvo en las trincheras: Carrillo, Torcuato, Sabino... hicieron una guerra, sí, pero después se pusieron de acuerdo para decir “la bandera va a ser ésta, éste va a ser el himno...”. Fue un modelo.
¿Qué le parece la idea de sacar a Franco del Valle de los Caídos?
Lo de Franco se podía haber hecho antes, sí, incluso por gobiernos del PSOE, pero no lo considerarían materia importante en ese momento. Yo creo que sí, que al final saldrá del Valle de los Caídos. Y luego intentarán sacar a más gente. Pero claro, es lo mismo que con los nombres de las calles: hay calles dedicadas a gente de izquierdas o de derechas que probablemente no se las merezcan.
El Gobierno lo anuncia como 'medida estrella'.
No se puede olvidar que el Gobierno depende de los votos de unos señores distintos cada uno de ellos, con pretensiones diferentes. Entonces este Gobierno tiene que hacer unos gestos para justificarse; si hubiera algo parecido a sacar a Franco del Valle de los Caídos, lo harían.
Insisto en que la exhumación de Franco se podía haber llevado a cabo hace muchos años. Digamos que no es un asunto de la mayor importancia. Es como si ahora llegan y dicen que hay que sacar a Stalin de la Plaza Roja porque sabemos las cosas malvadas que ha hecho...
Hay que tener en cuenta, y nunca mejor dicho, que hay un Gobierno de transición que está cogido con alfileres. Un Gobierno que está como está España, cogido con alfileres. Refleja lo que es España hoy.
¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica?
Memoria histórica… Memoria e Historia son complicadas de unir. Yo tengo mi memoria, usted tiene su memoria, aquél tiene su memoria... Y luego hay una Historia escrita, probablemente, por los vencedores. Las batallas siempre las cuenta las que el ganó.
Hacer una Ley de Memoria es muy difícil, porque la memoria que yo tengo de la posguerra era la de ver cómo la gente en la puerta del metro hacía estraperlo; veía cómo las mujeres se sacaban barras de pan del pecho. Pero ésa es mi memoria y son mis recuerdos. Pero también mi memoria histórica son los cines de mi barrio, y el olor del ozonopino; pero no se puede hacer una Ley de mi memoria, ni de ninguna memoria. Y luego la Historia depende de quién te la cuente.
Lo que más me llama la atención es que vivimos en una España donde el pasado está mucho más presente que el presente. Y eso ocurre en muy pocos lugares y me causa perplejidad.
Esta izquierda no tiene nada que ver con una izquierda que yo conocí muy de cerca: le falta sentido del humor
En España se colocan rápido las etiquetas políticas.
Ahora dicen que Julián Marías era poco menos que un facha, o el propio Ortega y Gasset. El problema es que si eres una persona que a lo largo de tu historia has mantenido un comportamiento como el mío, no hace falta que diga nada porque la gente puede ver mis películas. Mis películas no creo que sean ni de izquierdas ni de derechas, ni Asignatura Pendiente ni Canción de cuna son películas que yo he hecho tal y como yo era.
¿Se considera independiente en ese sentido?
Desde niño he sido independiente. Ya lo decía mi madre: este niño es muy independiente. Si tú dices ahora que eres independiente enseguida te asocian a la derecha, porque claro, la izquierda no quiere a nadie independiente de lo suyo. Y esto es muy curioso porque claro, esta izquierda no tiene nada que ver con una izquierda que yo conocí muy de cerca; mis primeros libros están dedicados a gente de izquierda: el de Bradbury a José Luis Gallego -aquel poeta extraordinario que estuvo 25 años en la cárcel-, otro libro mío está dedicado a Pedro Dicenta, que era otro tipo fantástico que yo conocí en Taurus.
Es decir, antes había una izquierda con sentido del humor, que le gustaba el fútbol, que iba con la Selección Española. No como ahora que en muchas ciudades no permiten que la gente vea los partidos de España en pantallas gigantes.
Hablamos sobre España. ¿Qué le evoca España?
Si España se compara con un traje, sería un traje deshilachado, medio roto.
Entonces, ¿qué es España?
España, de todas maneras, es un misterio. Es muy difícil saber exactamente qué es nuestro querido país. España está conformada por unas tribus que no han encajado del todo. Llevábamos unidos muchos siglos con un pegamento que ya se ha disuelto. Somos un país que no ha cuajado, aunque somos un país excepcional. Excepcional en cultura, en pintura, en geografía... España es una de las cunas de la cultura, como Grecia o Roma. Y con gente extraordinaria; habría que hacer más caso a nuestros pensadores.
'El crack' se estrenó unas semanas después del golpe de Tejero. ¿Considera un golpe de Estado lo ocurrido en Cataluña en octubre del año pasado?
Es tremendo. Aquí hubo un golpe el 23-F, había un diario, El Alcázar, y estaba García-Carrés. Pues después del golpe cerraron el periódico y nadie se llevó las manos a la cabeza por si al cerrar el periódico se limitaba la libertad de expresión. Y García-Carrés fue a la cárcel, y Tejero fue a la cárcel... Hemos visto ahora cómo unos señores han dado un golpe, han proclamado la república y se dicen exiliados.
Es una distorsión total de la realidad lo que está haciendo la televisión catalana. Y encima se aplica un 155 que se ha aplicado con muchos paños calientes. España es un país chiquitito, y las distancias son mínimas.
¿Hacia qué género cinematográfico deriva el asunto catalán?
Es un esperpento. El género de Valle-Inclán. Y ojalá no degenere en tragedia, porque eso sería terrible. Pero me parece difícil que pase a comedia. No sé. No podría decir en qué género del cine puede derivar lo que está pasando en Cataluña.
¿Qué opina sobre el nuevo movimiento político de Puigdemont, la Crida, con el que pretende unir a todos los partidos independentistas al margen de ideologías?
Puigdemont y Torra están más cerca... ¿Cómo diría yo? De una extrema derecha peligrosa. Son supremacistas. Torra ha publicado cosas que en otro país le hubieran costado, mínimo, una vigilancia continua. Son todo menos demócratas; eso es evidente. El otro día decía un columnista que no les daría la mano; yo tampoco.
El Rey Juan Carlos anda enredado hoy por el asunto de las grabaciones de Corinna… Todo muy de Wilder, con espías por medio, algo de despecho…
Te voy a contestar lo mismo que cuando me preguntaron hace años de unas grabaciones de Pedro J. Ramírez. Yo respeto y respetaré el mundo de cada persona; y allá cada persona con su propio mundo. No tengo nada que decir. Cada uno puede hacer con su vida lo que quiera y no soy yo quién para hablar de nadie.
La gente que no quiera ver toros que no vaya a la plaza. En los toros se produce algo mágico...
¿Le sorprendió el éxito de la moción de censura a Rajoy?
Como español normal no hay quien la entienda. Rajoy tendría que haber nombrado a alguien de su equipo. En su lugar, permitió que la moción de censura prosperara y que el otro, con ochenta y tantos diputados, fuera presidente. Es una página de la Historia, un episodio que veremos a qué ha sido debido. Pero es un movimiento que no ha entendido nadie.
¿A qué icono del cine le recuerda Pedro Sánchez?
Pues no tengo ni idea. Nunca lo había pensado. La gente del cine no estamos continuamente pensando en cosas de cine. Ni buscamos titulares que recuerden películas. Sánchez lleva dos meses nada más, pero sin fuera tan bueno, coño, no habría subido los impuestos. Me parece que ha mentido por cuanto fue a una moción para echar al presidente, y, realmente, lo que quería es quedarse, no organizar elecciones pronto y estar así toda la legislatura.
La esposa de Sánchez, Begoña Gómez, acaba de fichar por el Instituto de Empresa, dos meses después de haber llegado a la Moncloa. ¿Le parece oportuno? ¿No era esto la vieja política?
Esto dentro de nada será nada, como decía el otro. Ni nosotros ni estas pequeñas cosas. Esto es la noticia nuestra de cada día.
¿Qué consejo le daría al presidente del Gobierno?
El otro día me preguntaban lo mismo, que qué le recomendaría yo al presidente del Gobierno. Respondí que leyese todas las mañanas a Manolo Alcántara en su columna; con eso es suficiente. Porque Manolo es un ejemplo de sabiduría, de una bondad que no abunda mucho en nuestro país.
¿Cree que el asunto del máster de Casado es una amenaza real para su carrera política?
Ahora Casado tiene el problema este del máster que no lo dejan tranquilo. Yo no entiendo mucho del máster. Pero no entiendo tampoco que lo sitúen en la ultraderecha, que prácticamente lo llamen facha por lo que ha dicho de la inmigración. Él tiene su forma de hablar.
¿Cómo valora a la clase política en su conjunto?
Yo en general estoy alejado de la política. Me ocurre que, cuando les oigo a todos, de alguna manera me resultan parecidos. Hablan de la misma manera y dicen lo mismo.
Uno de los movimientos en alza, como pudo verse en la última manifestación del Día de la Mujer, es el del feminismo. ¿Areta sería calificado hoy de machista?
No sé por qué sería machista. Él quiere mucho a su mujer, a su hija, respeta a las mujeres. Yo estudié en un colegio mixto: desde los cuatro años hasta que hice el PREU de Letras. Para mí, Gálvez o González podían ser un chico o una chica. He estado con mujeres toda mi vida estudiando. Y también en el banco sentado con mujeres, muslo contra muslo, pasando las mismas angustias con la traducción de Latín y contándonos cosas: si habías conocido a una chica de veraneo, tu compañera te decía "pues no la llames, espera un poco". O al revés, le hacías favores y la aconsejabas
Para mí eran iguales, son iguales y serán iguales los hombres que las mujeres. Y claro que tienen que ganar lo mismo las mujeres que los hombres; cómo no van a ganar lo mismo ni ser iguales. Yo soy un caso raro, insisto, que ha estudiado en colegio mixto en esos años cincuenta en los que no creo que esa educación se diera en otros colegios.
La vicepresidenta Carmen Calvo ha sugerido escribir el Quijote en femenino.
Bah, eso no se puede ni comentar.
Una de sus pasiones es el boxeo, un deporte que, como los toros, ha quedado proscrito al considerarse algo brutal, salvaje.
Qué miedo da ponerse delante de un toro. El toreo es un arte muy representativo en la cultura española. Está en Goya, Picasso. La gente que no quiera ver toros que no vaya a la plaza. En los toros se produce algo mágico; hay un momento entre toro y torero; una sinfonía, una melodía. He visto con Manolo Alcántara cortar a José Tomás cuatro orejas en Las Ventas.
A mí me hubiera gustado ser boxeador. El boxeo es una de mis grandes pasiones. El otro día, aquí en Marbella, hubo una velada estupenda con Kerman Lejarraga. Qué bien pega, pero qué bien cerró la guardia. Me impresionó mucho. Va a llegar a ser campeón del mundo. Quiero decir que para mí el boxeo es algo maravilloso.
¿A quién le daría hoy un Oscar en España?
A Bayona. Bayona es uno de los grandes en cualquier género. Es excepcional.