Aprieta el mentón el Rey, agachan la cabeza Sánchez e Iglesias quizá en un gesto involuntario ante la 'maiestas' de Felipe VI, el artífice del último discurso purificador cuando los peores días de Cataluña. Yo sé que Felipe VI es expresivo lo justo, pero esa mirada ya la vimos contra Torra y sabemos que no está cómodo con lo que hay, con esos republicanos vagos y sus vagas astronomías tricolores.
Ese mismo rictus nunca se lo hemos visto en las monedas y, por eso, nos dice tanto.
En el fondo, la fotografía tiene todos los ingredientes del tiempo que vivimos y el tiempo por vivir. El insomnio y el insomne bajan la testuz a no sé qué papeles, que se adivinan con mucha palabra vacía que es lo que es, en el fondo, un Gobierno de coalición. Esa mirada regia, además, no hace más que representar con las quijadas prietas eso que los editorialistas llaman la "erosión intolerable de las instituciones del Estado".
Hay también una advertencia gestual a estos dos que campean por los charcos de afuera de la Constitución: que por encima de ellos hay algo superior que les limita las traiciones con las que pastelean su futuro.
Hemos obviado al resto de ministros, porque entre los cumpleaños que los distraen a la izquierda y los que no los conocen ni en su casa -a la siniestra- , el Consejo de Ministros es lo que es (y lo que puede llegar a ser) en la España que nos acuna.
Pero hay que volver a la fotografía. Los ojos claros del Rey ponen algo histórico al fogonazo digital del fotero, que ha sacado un lienzo de Velázquez y quizá no lo sepa.
Podríamos haber traído aquí, a esta pasarela semanal, a los ojos y a la sombra de ojos de Lola Delgado y cantarle a esos 'los sus ojos' astronómicos y hasta a esa resistencia de nuestra Lola a la vergüenza torera o judicial...
Pero no, sucede que un rayo de luz del Oeste de Madrid da a las pupilas del Borbón, y entre la chepa y la testa 'narcisa' del Gobierno de coalición, vemos una curva oscura que dicen que es la que hemos votado.
Y este cuadro es el que más nos inspira. Porque es domingo.