La jeta del showman, la concordia de José Andrés, Luis Enrique y los catalanes
José Luis Moreno
Leo un titular que dice: ni cirujano, ni cantante de ópera ni empresario de éxito. Se refiere a José Luís Moreno, el showman que hablaba con la tripas y que ha sido detenido por desfalco y blanqueo de capitales, liderar una red de estafas financieras y “a más a más”, un grupo criminal vinculado con bastante probabilidad al narcotráfico.
Moreno ejercía de “padrino”, pero contaba con discípulos esparcidos por España. Entre todos se repartían el pastel, pero quien se quedaba con la mejor parte era el papá de Macario, Rockefeller y Monchito.
Presumía de hablar más de quince idiomas, entre los que figuraban el árabe, el rumano y el chino mandarín, pero nunca aprendió a decir en perfecto castellano, tres tristes tigres comían trigo en un trigal.
Adquirió cierta popularidad dando voz a sus muñecos: Monchito, el pepón de ojos saltones y mejillas encendidas; Macario, que tenía pinta de agrimensor, y Rockefeller, que iba de cuervo anarquista. Con todo, al ventrílocuo de la risa floja siempre le ganaba Mari Carmen y su doña Rogelio.
Con el tiempo supimos que José Luís no hablaba quince idiomas ni se había casado tres veces y tampoco le gustaban las señoras. Una noche entraron unos cacos en su casa y le cruzaron la cara. José Luis salió en todos los canales de TV inspirando la compasión del espectador.
La historia dio bastante que hablar. Ahora ya sabemos (o por lo menos sospechamos), que Moreno no es el cantamañanas que se enriqueció mamando de la televisión pública.
Carmen Calvo
El pasado martes salió del Consejo de Ministros el anteproyecto de la Ley Trans. A renglón seguido sonaron los aplausos y zumbaron las avispas en el avispero. El hemiciclo bullía en la sesión de control. Algunos creyeron advertir en el rostro de la ministra de Igualdad, Irene Montero, un gesto de satisfacción similar al de Luis Enrique cuando ganó a Suiza. A su lado, Carmen Calvo no las tenía todas consigo. La vicepresidenta lleva un tiempo consumida por la desazón. El anteproyecto puede ocasionar una fractura en el seno del feminismo.
Hasta ahora, el cambio registral era el motivo de mayor fricción en el borrador. Ahora, en cambio, el factor más polémico de la autodeterminación de género es la edad. En otras palabras, los límites de la edad que marca la ley. Ejemplos: un menor de 12 a 14 años puede cambiar de nombre y sexo si lo decide un juez. Si el menor tiene de 14 a 16 años podrá hacerlo si cuenta con el apoyo de los padres o tutores. Y de los 16 años en adelante, barra libre. Todo es posible.
Una feminista combativa (y filósofa) hizo una afirmación que muchas mujeres compartimos. “Si el sexo es elegible, el feminismo carece de sentido”. Pues va a ser que sí.
José Andrés
El Chef asturiano José Andrés ha sido premiado esta semana con el Princesa de Asturias de la Concordia por su labor humanitaria al frente de la ONG World Kitchen (WCK). Nacido en Mieres y afincado durante años en Barcelona, José Andrés Puerta es un hombre empático, divertido, capaz de unir al mundo en una mesa. Su ultima frase dice: “En lugar de construir muros más altos hagamos mesas más largas”.
Con su ONG ha dado la vuelta al mundo para convertir las zonas devastadas en éxitos empresariales y gastronómicos. Durante la pandemia dio tres millones de comidas en España y 35 en todo el mundo. Cualquier reto le queda pequeño un minuto después.
Nominado al Premio Nóbel de la Paz por su compromiso con los damnificados por los desastres naturales, José Andrés fue aprendiz de El Bulli y se convirtió en un chef de éxito. Trasladado a Estados Unidos (vive en Washington), conoció a celebridades de la política, las ciencias y las artes. Amigo de Obama, cocino para él mientras estuvo en la Casa Blanca. Con Trump no consiguió establecer buenas relaciones. Al contrario: Trump lo recibió de uñas y terminó denunciándolo.
Ha montado un imperio en EEUU con las mujeres de su familia (esposa y tres hijas). Su vida va viento en popa y nada se le resiste. Con todo, lo que mejor le va es su acción humanitaria en lucha permanente contra el hambre.
Luis Enrique
El seleccionador es un tipo raro. Digo que es un tipo raro aunque seguramente solo me lo parece a mí, que soy la rara de manual. Nunca lo he visto sonreír, ni siquiera cuando las desgracias aún no habían asolado su vida y se creía el rey del mambo. Luego el dolor le atravesó el corazón de lado a lado y tuvo que aprender a vivir partiendo de cero. Luis Enrique sacó fuerzas de flaqueza y regreso al césped con toda la rabia que acumulaba encima.
Nació en Gijon en 1970. Jugó un tiempo en el equipo de casa, el Sporting, y luego 5 años en el Real Madrid (paréntesis que ha decidido borrar de su vida) más 8 años en el Barça. Como consecuencia de aquellos años dorados, actualmente vive en Barcelona y dice que “los catalanes son la hostia”.
Para comprender mejor a este asturiano, baste esta frase de su cosecha que data de los tiempos del procés: “Los catalanes están más adelantados respecto al resto de españoles". Dicho en clave Luis Enrique: “El catalán es una especie más evolucionada que el andaluz o el gallego”. Lo dice sin sonreír (Luis Enrique no sonríe nunca) asumiendo que es una realidad incontestable.