La huella de Fortuny, las 'pochilas' de Pocholo, el retorno de Xavi y el adiós a Georgie Dann

Sigamos. A Tapiró le quité pues la vida en 1835, tres años después de nacer su amigo Mariano Fortuny, que también era natural de Reus y murió en Roma víctima de una úlcera hemorrágica.

Cilicio en mano me dispongo a corregir sobre mi espalda las fechas que señala el cátedro con mano sabia. Mea culpa. En pago a mi despiste, devolveré a Tapiró la huella de la inmortalidad. También a su amigo Mariano Fortuny y Marsal, con quien tantas veces atravesó estas calles que descienden desde el zoco hasta el viejo puerto.

Tapiró y Fortuny trabajaron el género orientalista con mimo admirable. Por eso en las grandes casas de subastas de Londres se los rifaban. Eran prodigiosos.

Los Fortuny

Tomás Serrano

Mariano Fortuny era un fanático de las mascarillas mortuorias. Qué rara es la gente. El artista hizo cientos de ellas. En Christie's, una mascarilla hecha por Fortuny podía alcanzar el precio de unos pendientes de Cleopatra.

Mariano Fortuny hijo, que era fotógrafo, pintor, diseñador, grabador textil, escenógrafo y la pera limonera, estableció la base de su imperio en Venecia e inventó el vestido delphos, una túnica plisada de inspiración helenística que hizo fortuna entre las damas de la época conectadas con el arte, como Peggy Gughenheim, Sara Bernhardt, la baronesa Rothschild, la marquesa Luisa Casati, Isadora Duncan, Eleanora Duse y muy especialmente, Henriette Negrin, modelo y musa del artista que diseñó el traje delphos, además de su esposa de toda la vida.

Mariano Fortuny y Madrazo inmortalizó el vestido de culto que ha pasado a la historia y que gracias a Zara, Mango y otros imperios comerciales, dio varias veces la vuelta al mundo. Zara lanzó una edición de vestidos plisados que podían adquirirse por por el módico precio de 12 euros la unidad.

Fortuny y Madrazo, el hijo de Fortuny y Marsal, había nacido en Granada en 1871 y falleció en Venecia en 1949. El Estado español rechazó su legado, por eso el museo descansa en Venecia, envuelto en la húmeda atmósfera de un palacio gótico.

Pocholo Martínez-Bordiú

60 pocholo Tomás Serrano

Es el décimo séptimo barón de Gotor, de nombre José María y de apellido Martinez- Bordiú, conocido como Pocholo, aristócrata y gamberro, famoso y hostelero, que en su juventud apuntó maneras de economista y hoy defiende el bienestar animal y el mundo de los hashtag.

Empezó de modelo y actor, estudió finanzas y se pateó EE UU arriba y abajo hasta que de vuelta a España decidió ejercer de disc jockey.

Entre medias conoció a Sonsoles Suárez y se casó con ella en el Monasterio de Piedra, pero le salió mal y regresó a Ibiza para dedicarse a la juerga con nocturnidad y alevosía. No había transcurrido mucho tiempo cuando decidió partir rumbo a Punta del Este, en Uruguay, donde le metieron en la trena por posesión de drogas.

De nuevo en España, pronto se hizo popular a costa de sus signos de identidad, el flequillo y la mochila. El flequillo no paraba de soplarlo, y en cuanto a la mochila, era como su otro yo y la llevaba consigo a todas partes. Con el tiempo, Pocholo ha terminado haciendo negocio de sus mochilas artesanales, a las que llama cariñosamente pochilas. Tienen mucho éxito.

Georgie Dann 

Tomás Serrano

Fue el hombre de la canción del verano y ha fallecido recién iniciado el invierno en el hospital Puerta de Hierro de Madrid mientras se le practicaba una cirugía de cadera. Los médicos le habían desaconsejado la operación, pero el cantante se empeñó y en el quirófano dejó la vida. Su familia no se opuso. Nunca se deben oponer las familias. La voluntad es del enfermo.

El hombre de la canción del verano era francés, o medio francés y medio argelino, aunque se casó con una española llamada Emilia que formaba parte de la tribu de sus gogó girls y con ella tuvo tres hijos.

Georgie Dann compuso más de trescientas canciones pegadizas que a estas horas ya forman parte de la abultada herencia que ha dejado a su mujer y a sus hijos.

Pero lo que a la familia le ha proporcionado más felicidad (por llamarlo con algún eufemismo) han sido las exitosas canciones del verano, entre las que destacaron La barbacoa, El bimbó, El chiringuito, Macumba, El negro, Carnaval, El africano, etc.

De las obras completas que Georgie Dann se ha llevado a la tumba, me quedo con esta luminosa reflexión: “Las chicas en verano no guisan ni cocinan, se ponen como locas si prueban mi sardina”. Sinceramente, no parece que la cita esté entre las preferidas de Irene Montero.

Xavi Hernández 

Tomás Serrano

Era uno de los ases del gran Barça de hace diez años y el club acaba de recuperarlo. Este lunes se presenta oficialmente como entrenador de un equipo en horas bajas.

Tímido, callado, de tendencia introspectiva, empezó a explayarse cuando llegó a Catar y quiso ejercer la libertad de expresión diciendo que la democracia catarí era estupenda. Se armó tal gresca que los periodistas todavía la están contando. Como Xavi no es precisamente un 'sinsus' (de sinsustancia) se vio en la necesidad de corregir la desmedida expresión y lo arregló: “Catar no será democrático, pero funciona mejor que España”.

La familia real de Catar, a la que esta vinculado el equipo que hasta ahora entrenaba Xavi, debe estar encantada con las ideas que este pregona. Yo que él me arrimaría a Piqué, a ver si le pega un poco la moderación de la Copa Davis y el inesperado salmo del marido de Shakira: “Tengo envidia sana de Madrid, es un ejemplo para todo el mundo”. No pega mucho en el Barça estelado de Xavi, pero todo es cuestión de ponerse.