Juanma Moreno, otra vez a por el voto útil: 'Feijóo será presidente, hay que elegir si solo o acompañado'
"El socialista de toda la vida es consciente de que si Sánchez sigue, el PSOE puede terminar prácticamente desaparecido" / "El principio y el final de mi carrera política está en Andalucía. Yo no seré ministro, eso lo garantizo".
9 julio, 2023 02:35En la noche del 19 de junio de 2022, finalizado el escrutinio de votos, Alberto Núñez Feijóo llamó a Juanma Moreno (Barcelona, 1970) y lo ungió con el título de "califa". Acababa de conseguir lo inaudito en cuatro décadas: teñir de azul todo el mapa de Andalucía con una mayoría absoluta para el Partido Popular. En el fortín del PSOE.
Un año después, la estela del presidente de la Junta alcanza a los despachos de la calle Génova. Las tornas han cambiado. Aquel barón que se fijaba en el líder popular y su palmarés en Galicia para amarrar el poder sin compañías, ahora sirve de referencia para el aspirante a la Presidencia del Gobierno en las generales del 23-J.
Tanto es así, que Feijóo ha elegido Sevilla como punto de inicio de su campaña. El discurso electoral que enarboló Moreno es pintiparado al de Feijóo. Las palabras mágicas son "mayoría suficiente"; la receta, apelar al "voto útil"; y la meta: un "gobierno en solitario". Sin Vox. En definitiva... que todo sea un dèjá vu.
El "califa" se ha entregado a la causa de aupar al gallego a la Moncloa. Pero va camino de la tercera cita con las urnas en poco más de 365 días y reconoce estar hasta los... Un momento. No vayamos a confundir. Que Juanma Moreno no se quita el traje de la "serenidad" y la "moderación" ni antes ni después de responder a EL ESPAÑOL.
¿Qué va a hacer el 24 de julio, después de más de un año en campaña?
(Risas). Lo tengo claro como el agua. La última semana de julio tengo Consejo de Gobierno y subiré a Madrid, espero, a celebrar la victoria de Alberto Núñez Feijóo. Pero, este año, por primera vez, espero las vacaciones con mi familia y despejarme un poco de tanta política. Es agotadora la presión de la gestión y, también, tres procesos electorales tan intensos. Estamos todos cansados y hartos de campaña.
En Andalucía, una ley prohíbe celebrar elecciones en julio y agosto. ¿Qué participación espera el 23-J aquí?
Resulta un tanto disparatado que el presidente del Gobierno haya convocado elecciones en un país que es el sur de Europa, con temperaturas cálidas, en pleno verano. No sé si el propósito o la intención es que no haya participación, pero todo el mundo sabe que es la fecha menos idónea.
Hace año y medio, su partido era segundo en el Parlamento andaluz, contaba con dos capitales de provincia y una diputación. Ahora gobierna con mayoría absoluta y está al frente de ocho capitales y seis diputaciones. ¿Qué ha pasado en este tiempo?
Hemos conseguido normalizar al PP. Durante décadas, el PSOE había introducido un temor a que pudiéramos gobernar nosotros, generando muchos prejuicios. Los ciudadanos han visto que nuestra formación política ha supuesto un cambio tranquilo en Andalucía.
Somos un partido liberal, fomentamos la actividad económica y el empleo, pero con un fuerte compromiso social, lejos de las privatizaciones de las que siempre habla la izquierda. Esa sensación de normalidad ha contagiado a muchos ciudadanos que nunca habían cogido la papeleta del PP y ha generado una nueva mayoría social en torno al PP andaluz.
¿Su fórmula es exportable al PP en estas generales? Eso es: distanciarse de Vox y tratar de arrebatar a la izquierda algunas banderas.
El PP es un partido de bases anchas, de mayorías amplias, donde se pueden sentir representados la mayoría de ciudadanos. Tenemos que seguir trabajando en esa vía de partido moderado. Ser el gran partido de las clases medias. Somos parte de la columna vertebral de España en términos democráticos.
Estoy convencido de que Alberto, que ha tenido cuatro mayorías absolutas, sabe lo que tiene que hacer. El próximo 23-J vamos a tener apoyo desde exvotantes socialistas decepcionados con el sanchismo hasta votantes liberales y conservadores. Todos tienen objetivos comunes y pueden convivir dentro de este proyecto.
¿Le ha transmitido algún consejo a Feijóo en estos días?
Nos escribimos prácticamente a diario. La sensación, lo que veo, es a un candidato muy sereno, optimista, con las ideas muy claras de lo que quiere hacer y, además, con la firme determinación de cambiar España. Me genera mucha confianza y tranquilidad. Sabe de dónde venimos, lleva de presidente 14 meses en los que ha conseguido poner al PP como primera opción política y estoy convencido de que va a ser el próximo presidente del Gobierno.
Tras el 28-M, el PP subió en los sondeos. Luego, hubo un estancamiento y el PSOE recobró aliento, coincidiendo con los pactos con Vox. ¿Ha sido un error estratégico no postergar las alianzas a después del 23-J?
No tiene sentido retrasar artificialmente algo, como el PSOE en Navarra para no llegar a las elecciones generales con los apoyos de Bildu. El presidente Feijóo lo ha dejado claro: si sólo hay una opción de gobernar y el PSOE no es capaz de abstenerse, no nos queda otra alternativa que llegar a acuerdos con Vox.
"No hay ningún retroceso en las alianzas entre PP y Vox, es el discurso del miedo que utiliza el PSOE"
Los acuerdos que he visto son razonables. Evidentemente, hay que ceder. Lo que no podemos es defraudar las expectativas de cambio de los ciudadanos. Al final, con un presidente o presidenta del PP, las políticas que se van a hacer son razonables, sensatas y moderadas. El presidente es quien ostenta la máxima representación y, siendo del PP, que todo el mundo tenga la tranquilidad de que no se van a hacer disparates.
En algunos municipios donde gobiernan PP y Vox se cancelan películas o se retiran banderas LGTBI. ¿Está habiendo un retroceso en derechos?
No hay ningún retroceso. Es el discurso del miedo que, una vez más, utiliza el PSOE. Busca limitar las posibilidades del PP, introducir temor en la población para que no vayan a votar o voten a otra fuerza política. Para mí, la garantía es que haya un presidente del PP que, estoy convencido, pondrá equilibrio, sentido común.
Después, otros partidos podrán opinar de otras cosas, expresarse con libertad. Pero la presidencia del Gobierno, que es la que tiene la última palabra, estaría en manos de un partido moderado, sensato, inclusivo que no entraría en dinámicas absurdas.
¿Qué líneas rojas hay que poner a Vox?
Son conocidas: tenemos un fuerte compromiso en la lucha contra la violencia machista. Consideramos que, desgraciadamente, es una lacra con la que vivimos y hacen falta políticas en materia de Igualdad y sensibilización de la población. Son claves.
Lo segundo: defensa de la libertad de las personas. En el ámbito de la orientación sexual, que nadie los insulte, los limite, los acorrale, en esa homofobia que hemos visto en algunos casos y que hay que combatirla. Y, evidentemente, somos un partido comprometido con el medioambiente.
La lucha contra el cambio climático para nosotros es una referencia importante y la lucha para las personas que son más vulnerables. Son líneas rojas marca de la casa: hemos formado parte de los proyectos de ley en materia de Igualdad, hemos combatido la lucha contra la violencia machista. Por tanto, no podemos dar pasos atrás.
Cuca Gamarra dijo en EL ESPAÑOL que se sentía más próxima al PSOE que a Vox. Viendo que ahora los de Abascal exhiben su lado más ideológico, ¿le pasa lo mismo?
Bueno, ahí... yo me siento muy próximo al PP.
¡Eso ha quedado muy gallego!
Es donde me siento cómodo y por eso milito en el PP. Por tanto, mi referencia es el PP. Y lo que no quiero es que el PP deje de ser lo que es. Por eso a mí no me gusta ni que se mire por el espejo retrovisor, ni de reojillo, lo que hace Vox o lo que hace el PSOE. A veces, caemos en la tentación de entrar en tableros de juego y marcos ideológicos que no son los nuestros.
Somos un partido de corte europeo, centrista, de centroderecha, liberal, que ha hecho grandes servicios a España. Tenemos que trabajar para que aquí quepa todo el mundo. Creo que en la moderación y el diálogo está gran parte del éxito en la política y no me gusta la estridencia, ni de un lado ni de otro.
Vox pide entrar en gobiernos, como el de Fernando López Miras en Murcia, porque dice que el PP no cumple los acuerdos. El primer documento programático se ratificó aquí, hace cinco años. ¿Cumplieron con lo firmado?
Ese argumento no existe. El PP cumple sus compromisos y en Andalucía los cumplimos. Están buscando una excusa. Al final, lo que quiere una parte de Vox es el poder, los sillones, los despachos. Porque, si tienes que pactar en el grupo parlamentario una serie de políticas, tienes capacidad de condicionar un gobierno. No tienes por qué ser vicepresidente o consejero.
Lo que quieren es poder, no lo quieren decir así porque no suena bonito. Pero lo estamos viendo... En Murcia, hay una mayoría social que ha apostado por López Miras, clarísima. ¿Qué sentido tiene votar que no e incluso llevar a una repetición electoral cuando sabes que el preferido de los murcianos es López Miras y el PP? Salvo que lo que quieras sea el sillón.
Pedro Sánchez dice que el 23-J sólo hay dos opciones: un gobierno progresista o uno del PP con la ultraderecha.
Está retorciendo un análisis electoral que no es así. Él considera que la única viabilidad que hay es su gobierno, el más radical de la historia de España. Sánchez ha abandonado las señas de identidad de la socialdemocracia, que se ha caracterizado por tener partidos abiertos, un fuerte compromiso social, que han creído en la economía, en la empresa.
"El PSOE ha abandonado el centro, se ha ido a los postulados de Podemos, ERC y Bildu"
No veo a los socialdemócratas insultando a los empresarios como he visto. No he visto a ningún presidente en Europa que señale a empresarios como aquí. El PSOE ha abandonado el centro, se ha ido a los postulados de Podemos, de ERC y Bildu, que nada tienen que ver con la tradición del PSOE. De ahí la desafección de una parte de votantes socialistas que no reconocen ese proyecto.
¿Entonces?
Sólo hay dos opciones: la de Sánchez con Frankenstein, porque dentro de Sumar hay 18 partidos de izquierda radical, con un presidente todavía más debilitado, prisionero de políticas radicales; o la opción del PP, garantía de tolerancia, moderación, diversidad, gobernar para todos.
En estas elecciones a muchos votantes socialistas e incluso de Vox les diría que pensaran en la utilidad de su voto. La utilidad de su voto es que haya un gobierno fuerte. Feijóo va a ser presidente, el ciudadano lo que tiene que pensar es si quiere que sea presidente solo o acompañado por otra fuerza política.
¿Usted qué hubiese hecho si no llega a tener la mayoría absoluta? ¿Hubiese tenido a Olona de vicepresidenta?
No me pongo en hipótesis, porque no ha sucedido. Siempre trabajé para tener un gobierno en mayoría. Lo que buscaba era estar lo más cerca posible de los 55 escaños. Si no la hubiera tenido y hubiera estado cerca, hubiera mantenido una posición de gobierno en solitario. Porque era la única opción viable para tener el gobierno que yo quería, de compromiso social, abierto y moderado.
Muchos ciudadanos que entendieron que yo iba a ser presidente, pero no querían que estuviese condicionado por Vox, me prestaron el voto y eso es algo que tengo que agradecer. Decenas de miles de votantes socialistas me prestaron el voto para hacer un gobierno centrado y moderado.
Feijóo dice que si no le dan los números llamará primero a Pedro Sánchez para pedir la abstención. Y, después, a los barones del PSOE. Usted, que tiene buena relación con Emiliano García-Page, ¿cree que apoyaría la investidura de Feijóo?
No lo he hablado con él, pero estoy convencido de que Emiliano piensa que al que gane las elecciones hay que dejarle gobernar. Creo que está en línea con lo que ha dicho Felipe González, son cosas sensatas y razonables. ¿Qué sentido tiene bloquear un gobierno para repetir unas elecciones en noviembre y paralizar un país cuatro o cinco meses más? Ninguno.
Si realmente el PSOE no quiere que haya ningún tipo de condicionante de Vox, lo tiene muy fácil: abstenerse y propiciar un gobierno de Feijóo. Si Sánchez puede armar una plataforma con 176 escaños con lo más radical que hay en España, aún perdiendo las elecciones, será presidente y un drama en términos económicos y sociales para España.
Pero usted perdió en 2018 y fue presidente. ¿Se siente interpelado cuando Feijóo dice que "quien pierde las elecciones no merece ser presidente"?
Mientras no haya una ley, que es lo que se ha intentado muchas veces, a través de una prima, que garantice que el que gane las elecciones pueda gobernar, existirán las sumas y las restas del parlamentarismo.
¿Es partidario de esa ley?
Sería razonable que aquel que ganara las elecciones se le dejara gobernar. En términos de legitimidad, de conexión con la realidad social. Los ciudadanos se sienten muy frustrados cuando una mayoría vota a una opción política y esa opción, por un diputado o por un concejal, se va a la oposición.
Hay fórmulas, como en Italia o Grecia, que a través de una prima, el que gana unas elecciones tiene una mayoría suficiente para gobernar durante cuatro años. Eso da estabilidad política y mayor credibilidad. Hay que evitar una nueva anomalía en el ámbito institucional, que un presidente derrotado, vulnerable y un tanto desacreditado, sea presidente por la puerta de atrás con los pactos más variados del radicalismo nacionalista español.
Es pública la buena relación de Feijóo con Felipe González, ¿es también su caso?
La mía es más corta, pero sobre todo tengo admiración por Felipe. Es uno de los grandes personajes de la historia contemporánea española, fue un presidente transformador. Representa ese socialismo que ha votado mucha gente que vota hoy al PP. Es decir, un partido de centro izquierda, socialdemócrata, que cree en la integridad territorial y que nada tiene que ver con lo que ha construido Sánchez.
El socialista de toda la vida es consciente de que, si Sánchez sigue, el PSOE en España puede terminar como terminó en Francia, prácticamente desaparecido. El suyo es un proyecto personalista, cesarista, que se ha alejado de las raíces del socialismo y puede llevar al PSOE a que desaparezca en unos años si sigue esta tendencia de que no se reconozcan sus propios electores en esta formación.
En 2012, el PP estuvo a punto de hacerse con la Junta de Andalucía. Hay quienes atribuyen la amarga victoria de Javier Arenas a su decisión de dejar la silla vacía en un debate electoral. Feijóo va a hacer lo mismo en el debate a 4, ¿hace bien ausentándose?
Va a un cara a cara este lunes, en el que vamos a ver a los dos posibles presidentes. Los ciudadanos van a poder comprobar los dos proyectos, las dos personalidades. Por tanto, va al debate importante.
¿Cuál es la trampa que hace Sánchez? Va con Sumar, que es una marca que él mismo ha promocionado y sigue promocionando hasta el punto de que a lo mejor es tercera fuerza el PSOE en Madrid. Y que vaya Vox. De manera que se vean dos bloques. Lo que esconde es que con Sumar no es suficiente para que él sea presidente.
Si Sánchez quiere hacer un debate real también tendrían que estar Bildu, ERC y otras fuerzas que lo han apoyado y seguirán apoyando para ser presidente. Que no juegue a enmascarar lo que no es realidad. Alberto iría a ese debate si Sánchez va con los socios de gobierno. Pero, claro, Sánchez no quiere hacerse la foto con ellos, ni escuchar que lo van a apoyar a cambio de cesiones.
En 2011, el PP de Andalucía aportó a la victoria de Rajoy 2 millones de votos y 33 escaños. ¿Ve posible superar esa meta?
Es muy difícil. Se consiguieron 33 escaños sin que existiera Vox. Hay que pensar que, en esa ecuación, Vox puede sacar en Andalucía entre 5 o 6 escaños. Todo lo que sea acercarnos a los 28 o 30 es un éxito total.
"Mi prioridad es Andalucía, mi compromiso es Andalucía y el principio y el final de mi carrera política está en Andalucía"
Hablando de futuro: ¿cuántos años más se ve de presidente? ¿Si Feijóo le llama para ser ministro, qué respondería?
Estoy convencido de que no me va a hacer ninguna propuesta porque sabe dónde estoy. Mi compromiso es total y absoluto con Andalucía. Él sabe que no puede ni siquiera planteármelo, porque sabe que mi respuesta sería negativa. Mi prioridad es Andalucía, mi compromiso es Andalucía y el principio y el final de mi carrera política creo que está en Andalucía.
¿¡El principio y el final!?
Yo no seré ministro, eso ya se lo garantizo.
En los cenáculos madrileños, antes del 28-M, se hablaba de que si Feijóo no llegaba a la Moncloa, habría una enorme disputa dentro del PP entre usted y la señora Ayuso por tomar el relevo, ¿qué credibilidad le damos entonces a esa idea?
Eso no va a pasar porque Alberto va a ser presidente y vamos a tener presidente para tiempo. Mi sueño político siempre ha sido el de ser presidente de la Junta, he tenido la suerte de conseguirlo, de contar con el cariño y el apoyo de los andaluces, y no los voy a defraudar para ejercer otra responsabilidad, que es muy digna y muy importante, pero que para nada tiene que ver con mi compromiso. Mientras que los andaluces y mi familia quieran, seguiré aquí.
Usted habló de estar ocho años en el poder...
Dependerá... Es verdad que no me quiero eternizar. Los años van pasando, estoy dejando de hacer muchas cosas. Mis hijos van creciendo y casi no me doy cuenta, no los estoy disfrutando como me gustaría. Esta responsabilidad es muy intensa y requiere mucha exclusividad. Me gustaría estar un tiempo razonable, hasta que tenga ilusión.
Ahora, tampoco voy a llevar a mi partido a una crisis interna por una sucesión. Que un proyecto político que ha costado 40 años conseguir culmine de manera abrupta por una decisión personal... Salvo que sea muy justificada o por salud.
Por terminar con asuntos domésticos: ¿su imagen puede verse dañada ante la Unión Europea por Doñana?
Nunca he pensado en mi imagen a la hora de tomar decisiones, sino en resolver un problema. No puedo aguantar la mentira. ¿Me están diciendo que por 700 hectáreas que no están protegidas y que nosotros vamos a ordenar se van a poner en peligro 120.000 hectáreas de parque?
Eso no le cabe en la cabeza a nadie. Y menos a los que, durante años, han ignorado los pozos ilegales, han permitido desarrollos urbanísticos al lado del parque, no han pagado la depuración del agua y la tiraban al río, al lado del parque. En las pasadas elecciones lo llevamos en nuestro programa electoral, los ciudadanos en Huelva lo aprobaron.
Hemos seguido con nuestro proyecto, los ciudadanos en Huelva lo han respaldado porque conocen la realidad y vamos a seguir adelante. Ahora, estamos dispuestos a escuchar, a aceptar enmiendas del PSOE y también de otras fuerzas, estamos dispuestos a modificar el proyecto si lo enriquecen.
¿La ley se verá aprobada en este periodo de sesiones?
Vamos a intentar aprobarla lo antes posible. Si se puede en este periodo de sesiones se hará y si no, a principios del siguiente, en septiembre.