En España seguimos entendiendo la Guardia Civil desde su lado menos amable. Se les hace protagonistas de chistes sin gracia, y se alienta la negra leyenda de esos hombres y mujeres vestidos de verde que soportan el peso del recuerdo de Tejero o Luis Roldán, como si no tuviésemos todos garbanzos negros en la familia. La progresía los mira con desconfianza. La izquierda más radical, con una antipatía que linda con el odio.
Me temo que, en general, la gente de a pie no brinda al Cuerpo el cariño que merece. Olvidamos con mucha facilidad que ellos pusieron buena parte de los muertos en los años de plomo, que tienen sueldos exiguos y responsabilidades grandes. Que deberían recibir con más largueza el reconocimiento que se han ganado. Este sábado, en los actos de la patrona de la Guardia Civil que se celebraron en Madrid, sólo el grupo municipal de Ciudadanos envió a sus representantes. Ni PP, ni PSOE, ni mucho menos Ahora Podemos, aparecieron por allí.
Begoña Villacís, portavoz del cuarto partido en el consistorio, se vio convertida en máxima autoridad municipal por incomparecencia de los otros tres partidos. Señora Aguirre, señora Causapié, alcaldesa Carmena, podrían mostrar un poco más de respeto a quien bien lo merece, y enviar a alguien que las cubriera si sus múltiples ocupaciones sabatinas no les permitían ocupar su sitio.
El sábado, en Alsasua, cuarenta bestias golpearon a dos guardias civiles y a sus parejas. No es la primera vez que los agentes de la zona sufren desprecios de la jauría, cuando no sus agresiones. Es curioso que uno de los agentes atacados participara este invierno de un dispositivo que rescató a varios miembros de ETA atrapados por una tormenta de nieve. Porque los guardias civiles son muy incómodos hasta que hay inundaciones, ventiscas o incendios o un despistado se pierde en el monte y hay que salir a buscarlo en medio de un aguacero. Entonces bien que se clama por las huestes del duque de Ahumada. Que, por cierto, acuden siempre a la llamada del deber sin pedir filiación o DNI.
Pero es más guay despreciar lo que hacen, o despreciarlos a ellos: unas pocas horas después de la paliza recibida por los dos guardias a manos de cuarenta desgraciados, un individuo decía en Twitter que si los hombres habían cobrado sería porque se lo buscaron. Y me resonó en el recuerdo el “algo habrán hecho” con el que los canallas justificaban los crímenes de ETA. ¿Saben lo peor? Que el tipo que escribió el tuit da clase en un colegio. Ahí lo dejo, para la reflexión y el drama.