¡Qué risa Albert Pla! ¡Qué canalla!
¡Cómo se la ha metido doblada a los tontos españoles y a los catalanes españolistas!
¡Y cómo se ha reído de la prensa de Madrit; incapaz de descifrar la ironía, opaca y refractaria al sarcasmo!
Todos los periódicos se han hecho eco de un comentario reciente de Albert Pla en RAC 1 en el que el gran cantautor, músico y actor, el artista irreverente, ¡ay, qué irreverente!, se dirigía a “políticos sensatos como Pedro Sánchez” -¡Pedro Sánchez!- para pedirles una “respuesta dialogada” al desafío independentista.
¡Pero qué burros los periodistas, los centralistas, los postfranquistas, los catalanes acomplejados, que se lo han tragado todo y han viralizado el comentario fake de Albert Pla!
Hablemos claro. La derecha españolista y la prensa del sistema, los medios convencionales, todos botiflers, son incapaces de apreciar el doble sentido, mucho menos la sátira. Y eso que Albert Pla decía que añoraba su infancia porque iba a los conciertos de Bertín Osborne -¡Bertín Osborne!-, y que le gustaba “la Barcelona de Juan Marsé, Gil de Biedma, y Vargas Llosa”: vamos, la Barcelona de la gauche divine que arranca nostalgias a Serrat, a los burgueses y a los fachas.
Pero qué retontos. Y qué audaz Albert Pla. ¡Orson Welles!
Y qué listos los hartitos de Puigdemont, pero mucho más hartos de Rajoy, Sánchez, Rivera -no tanto de Colau, Iglesias y Garzón-, que enseguida se dieron cuenta de que estaban ante el último show de Albert Pla, el genio nihilista al que siempre he ha dado asco ser español.
Así que mientras la prensa picaba y picaba, obcecada en una estupidez jacobina, producto de alguna tara heredada de Felipe V o de Franco Bahamonde, los inteligentes que no se dejan manipular, los que saben muy bien que PP y Cs y la Guardia Civil son fábricas de independentistas, los que no dejan de admirarse de la torpeza del Gobierno porque "sólo puede haber una solución política a un problema político", se reían a carcajadas en Twitter y Facebook compartiendo memes y gifs para aplaudir la broma a Albert Pla y desternillarse del unionismo.
Porque la estupidez de la prensa, la credulidad constitucionalista, es enorme, mayúscula, gigante y grosera en comparación con su sutileza y su perspicacia; una sutileza y una perspicacia que crecen y crecen en las redes sociales, donde uno puede auparse al hartazgo del PP y de Rajoy y de Rivera como sobre una peana para reírse de la mediocridad del mundo con cultivada condescendencia. Todo gracias al descaro de Albert Pla, que también ha hecho del hartazgo, de la náusea, su bandera. ¡Oh, La Náusea! ¿Has leído a Sartre, a Camus, a los estructuralistas?
El caso es que toda la prensa española se ha tragado el anzuelo, no porque el periodismo vaya a rebufo de Twitter y Facebook y dé pábulo a cualquier mamarrachada que dé visitas, sino porque la prensa de Madrit es bobalicona. En definitiva, que Albert Pla, el ácrata, el provocador que -por lo que se ve- termina sus chistes con un agudo ¿lo pillas?, ha tenido que resolver la polémica en… 140 caracteres.
¿Qué tontos los periodistas, verdad Albert Pla, que a ninguno le chirrió que un genio como tú pudiera parir memeces mal escritas?