Te veo, socialista, perseverar mal que mal en el eje izquierda-derecha, que tanto servicio os ha prestado como herramienta de análisis y pauta programática. Lo que ha durado más de dos siglos, ¿por qué iba a perder sentido precisamente ahora? Nada, izquierda y derecha. Y ya. Lo de siempre. Piensa en Zapatero: “yo soy rojo” —arrojó. Con un par, di que sí, tírate de la moto.
Que no es fácil, ya lo sé. El mundo era más sencillo antes. Antes en general y antes del 11-S, que te cogió a contrapié porque tenías que ser solidario con Estados Unidos y ciscarte a la vez en ellos. Es como la actual pugna entre americanas y francesas de plató y academia. Parece que hay que tomar partido por la señora Winfrey, que dio un discurso trempintopic, y llamarla Oprah como si viviera en tu rellano. Pero entonces resurgen la Deneuve y el fantasma de Buñuel, y desempolvan el eje puritanos-libertinos. Te ves con los primeros y no entiendes nada. Cuidadín, que la señora Winfrey suena como candidata a la presidencia. ¿Y los obreros y los campesinos? Esos votan a Trump.
El electorado se equivoca, socialista, y hoy no siempre sabes si algo es bueno y de izquierdas o malo y de derechas. Por ejemplo, un día descubriste la homeopatía y la recomendaste sin saber muy bien por qué. Luego te sumaste a los antivacunas porque eso de una mafia farmacéutica que nos engaña es música irresistible para unos oídos comprometidos. Incluso te planteas abrazarte a un árbol, y apruebas que nos cuelen terapias “alternativas” en el sistema público de salud. Sí, vale, te has vuelto new age. ¡La gente “de progreso” tiene derecho a forjarse su estilo desde que la americana de pana cayó en desuso!
Y de pronto sospechas que te has salido del camino de la razón y las luces, que has perdido el mismísimo anclaje histórico y epistémico de la izquierda. Eso no te pasa solo a ti, hombre. Mira, el rosa de tus mejillas no es sino la sombra de un tortazo de mayor cuantía. El tortazo que la obra de dos marxistas, Imposturas intelectuales, supuso para los departamentos de ciencias sociales de las universidades occidentales, con todos los maîtres à penser de las izquierdas dentro. Pero tú aguanta, socialista español, socialista valiente. Clasifícalo todo, que a izquierda o a derecha irá, trátese de nanotecnología o de un spot libidinoso, del big data o de un vestido. Persiste. Resiste.