Ceci n'est une pipe de paix
En su serie La trahison des images (1928), René Magritte pintó una pipa que no era una pipa con el propósito de provocar al espectador y animarle a tener una mirada desprejuiciada de la realidad, una mirada hipersensitiva a cualquier signo de duda sobre la vida que pasa.
En la foto de la paz de Iglesias, Errejón y Espinar, todos asistimos a una rueda de prensa sin más contenido que el anuncio de acuerdo cuyos pormenores concretos se mantienen en secreto, un abrazo que más que un abrazo parecía el saludo de una suegra, y una conciliación impostada cuya única intención era afianzar la credulidad domesticada de los simpatizantes. Sin embargo, el todo Podemos ha celebrado el pacto porque "era lo que venían reclamando los inscritos y las inscritas".
De esta imagen se puede concluir que los dirigentes de Podemos han apostado por activar el mecanismo psicológico de la contradicción sensitiva, como hacía el genio surrealista, pero con una determinación opuesta.
Miren si no qué retrato de fraternidad. Vemos a tres varones -dos barbados- bajo un cartel que reza “Nosotras”. Vemos que hacen el amago de quererse sin lograr exhibir más demostración de afecto que una coyunda de brazos a la espalda. Y vemos que los tres posan lo suficientemente distanciados unos de otros como para no sufrir de recíproca ictericia. Pero no importa, ya saben, porque "ceci n'est une pipe".