Max Weber con sus cosas, Durkheim con las suyas, y Foucault, y Bourdieu, y José Félix Tezanos con las encuestas cargadas de futuro...Pasa aquí que la Sociología, como el 'carmencalvismo con camisa nueva', es una ciencia vieja pero en permanente estado de renovación partidista.
Hay algo de contradicción al viejo Heráclito y a su puñetero río en el barómetro del CIS del último mes. Lo evidente es que este PSOE cojitranco y confederado le saca a los demás 10 puntos; puntos 'cocinados' y en photoshop, pero points que reviven a un Sánchez que sabe que lo suyo es habitar en el momento: vivir en el repente igual que el poeta vivía en "los pronombres".
En el plan 'sanchista' del mundo y de la Historia está el exprimir a a viejas glorias que se significaron en el ocaso -Josep Borrell en Tabarnia los peores días-. O a funcionarias de Bruselas en un 'interruptus' consentido. O al pobre Grande-Marlaska con canas prematuras y un prestigio que pierde cada día que pasa como ministro.
La posición de Pedro Sánchez es la de agotar la legislatura y la de agotar a sofocos -por edad, por agosto- a su corte ministerial. Su cohorte (sic) es heteróclita y vive con el afán de no dar un palo al agua y de reescribir el Quijote en hembrismo, algo que requiere de tiento y de carnet del pesebre del cambio. Pero aquí no hay programa ninguno; Torra es el tonto útil de un listo, y así que pasen cien años. "Operación diálogo" 'bis' como otra película de Ozores.
A Pedro Sánchez aún le queda margen y le queda carrete para empeorar a aquel 'marianismo de los epílogos'; y sin embargo uno siente que la culpa no es suya, no, sino de una voluntad de poder desaforada y de que a Pdr le falló el tiempo.
Ya he entendido que la izquierda coge taxis de fofisanos con pancarta, con un peto fluorescente y con Extremoduro a tope en la Diagonal/Castellana/Avenida del Cid. Ahora yo sé que el ministro Ábalos tiene algo de ángel con cuajo y con taxistas amigos en el limbo. Y sé también que la vida no iba tan en serio como decía Gil de Biedma.
Desde que Pedro Sánchez anda en el Palacio de La Moncloa se han revolucionado los tampax, los banquillos del bipartidismo, las fuentes machadianas que escupen bochorno al verano. Algunos tiernos supremacistas de Tractoria han encogido simbólicamente el lazo: en esto consiste el diálogo y la pluriEspaña.
Y viviré para contarlo en mis memorias de otoño.