El acto de pensar es un misterio de la ciencia; qué tipo de nexos establecen las neuronas para que el cerebro piense, qué procesos permiten que nos formemos nuestras propias ideas.
Gabriel Rufián, por ejemplo, tiene claro que existe una relación de causa efecto entre el hecho de que el Gobierno de Aznar resolviera apoyar la intervención militar de una coalición internacional en Irak, y la orden de un sargento de la Tercera División de Infantería del Ejército de Estados Unidos de que un tanque disparase contra el hotel Palestine de Bagdad, a resultas de lo cual murió el cámara español José Couso.
Es por ello que el diputado independentista recibió el martes a Aznar en el Congreso con una camiseta negra en la que, sobre fondo blanco, destacaba una imagen del joven periodista con estas palabras en mayúscula: "José Couso, asesinado". Era la forma de Rufián de echar en cara esa víctima al expresidente del Gobierno.
José Luis López de la Calle, militante del Partido Comunista en Guipúzcoa durante la dictadura de Franco, fue asesinado por ETA en el portal de su casa en 2000, sólo tres años antes de la muerte de Couso. Rufián se acordará porque ya era entonces mayor de edad. Dos terroristas se le acercaron por la espalda en Andoáin y le descerrajaron cuatro tiros, rematándolo en el suelo. Hacía tiempo que su nombre aparecía señalado en pintadas y pasquines hechos por los amigos de la banda.
ETA cometió su último atentado mortal en 2010 y la Guerra de Irak se dio por finalizada en 2011. Entre Couso y López de la Calle pueden establecerse diferencias y paralelismos. Couso falleció con 37 años y a López de la Calle le quedaban tres para jubilarse. Ambos eran periodistas: uno ejercía de reportero gráfico y el otro escribía columnas. Couso murió a 4.000 kilómetros de Madrid y López de la Calle a 400 kilómetros de Barcelona.
Aunque la muerte violenta iguala de alguna forma a las víctimas, quizás la diferencia más notable es que a López de la Calle, que durante el franquismo pagó con cinco años de cárcel su militancia de izquierdas, que fue, por tanto, preso político, lo mataron por sus ideas. Específicamente por sus ideas.
Sin embargo, el proceso mental que impulsa a Rufián a lucir una camiseta de Couso con la intención de afrentar a Aznar, lejos de guiarle a ponerse otra con la imagen de López de la Calle en presencia de Otegui, le conduce a abrazar al valedor de los terroristas. Es un misterio qué tipo de nexos establecen las neuronas para que el cerebro piense.