Verás que la España de Sánchez ha claudicado. Que tumbar un semáforo es un logro social. Que habéis democratizado eso de la kale borroka cuando te llevas a la tieta y al abuelo y al perro a quemar contenedores.
Te vi por Urquinaona, haciendo la peineta al aire de la Tramontana de diciembre. Has de saber que no es el Mayo francés vuestra cosa esta: sino que tú y todos los CDR sois una camada de desocupados.
Sí, yo también sé que el manual de guerrilla urbana lo habéis descubierto en Google, que te acostaste pajillero una noche y te despertaste miembro de un comando.
Luego pasó que mientras Sánchez ponía genuflexo al Estado mismo, viste que el 21 de diciembre era un fum, fum, fum de gamberros sin causa, contigo el primero. Cuídate la mano que te lastimaste al coger una valla, pero entiende que para liar la pajarraca y los tumultos, como para el póker, hay que venir llorado de casa.
Tú eres CDR como podrías haber sido payés, astronauta, abad de Montserrat, católico o nómada. Cuando un mosso en pleno uso de sus facultades os dijo que la República no existía, el suelo se abrió bajo vuestros pies. Cuando ya os llamó "estúpidos" os cayó un jarro de realidad.
Todo ese tiempo en la calle lo podrías dedicar a estudiar para habilitado de clases pasivas, para ver vídeos de Rafael de Paula en Youtube, para tocar el clarinete o algo edificante. La calle no es vuestra, pero sabéis cortar autopistas y cabrear el tacógrafo de un camionero, lo que es un mérito a ponderar.
Sabrás que mientras un bombero afín y barrigón os pedía simpática calma, Sánchez reconocía y le ponía dos velas a Companys, un punto filipino que mejor que no conozcas. Vuestros mitos de la independencia eran más malos que un dolor y sí, mataron a cascoporro como buenos españoles.
Dicen que a un compañero de tus acciones armadas le dio de refilón el retrovisor de una lechera de los mossos: tú llévale bombones o rosas, dependiendo de la gravedad o de las constantes vitales. De mi parte.
Sábete, querido CDR, que te falta aún un hervor. Que vuestro movimiento es una cutrez y que la solución a vuestros complejos identitarios pasa por dos libros y una buena mili.
Te pido que me hagas caso, que no te me ofendas (sic) y que pases como puedas San Esteban. Y eso sí, mírate lo de el esguince, amic.