“Brain dead, total amnesia, Get some mental anaesthesia”, Lemmy Kilmister.
Nos enfrentamos a un 2019 complicado, y el Gobierno español es el único de toda la OCDE que pone escollos, sube impuestos y gastos a la vez e ignora las señales negativas.
Los datos de empleo de diciembre mostraban la reducción del paro más pobre desde 2012, 50.570 personas. Recordemos que en diciembre de 2012 el paro se redujo en 52.094 personas con la economía en decrecimiento, y que la media de reducción del desempleo en el mes de diciembre entre 2012 y 2017 fue un 42% mejor a la registrada este mes. Ya en 2017, el dato de caída de paro fue un 21% mejor al registrado en diciembre de 2018. Es decir, la creación de empleo se sitúa en la peor tasa desde la recuperación económica y refleja la incertidumbre creada por los globos sonda, además de la desaceleración de la eurozona y global.
La ralentización en el empleo se evidencia también en la afiliación a la Seguridad Social, que crece a un 3,06% anualizado, cuando a principios de año crecía a tasas del 3,4%.
Lo peor es enfrentarse a retos nacionales e internacionales introduciendo incertidumbre y escollos fiscales y burocráticos a la creación de empleo. Todas las medidas anunciadas suponen cargar de costes a empresas y autónomos y poner freno a la capacidad de España de crear empleo. Ya recordamos hace poco que el subterfugio de subir el SMI (salario mínimo interprofesional) esconde una subida de impuestos para la inmensa mayoría de los asalariados.
La buena noticia es que España sigue creando empleo a pesar de los globos sonda y amenazas fiscales. La mala noticia es que deberíamos estar creando más empleo que nunca y atrayendo más inversión.
La desaceleración global no puede ser una excusa, es una oportunidad. España tenía todas las oportunidades para presentarse como el país donde invertir, atraer empresas y crear más empleo precisamente por el riesgo en otras economías. El Ejecutivo debería estar aprovechando el entorno internacional para mostrar el compromiso ineludible con la seguridad inversora, jurídica y la estabilidad. Sin embargo, se ha dedicado a apuntarse los elementos positivos de unos Presupuestos y una legislación laboral que rechazaron, y a ignorar los riesgos que se acercan.
¿De qué riesgos hablamos?
España se enfrenta a más de 120.000 millones de vencimientos de deuda en los próximos años con un Gobierno que sigue ignorando la estabilidad presupuestaria en periodo de expansión. Los principales países europeos se enfrentan a más de 2,5 billones de euros de vencimientos de deuda entre 2018 y 2021 y no van a preocuparse de los errores y veleidades de España.
Volvemos a fiarlo todo a unos ingresos que son cíclicos y están en peligro, a tenor de las revisiones a la baja de expectativas de beneficios empresariales y de crecimiento económico de 2019, que han bajado un 15% y 10% en pocos meses. Por supuesto, el Gobierno reconoce la ralentización de la economía española que comentábamos aquí hace tiempo. ¿Y qué hace ante un crecimiento más moderado? Ponerle la zancadilla.
A nadie serio se le ocurre creer en unos ingresos estimados de ciencia ficción y endeudarse aún más, gastar aún más y subir aún más los impuestos justo cuando se ralentiza el ciclo económico y nos enfrentamos a enormes vencimientos de deuda que hay que refinanciar. El Gobierno se comporta como un conductor que se bebe tres vodkas, acelera y cierra los ojos cuando se acerca a un tramo de curvas peligrosas.
La idea, repetida una y otra vez, de que la deuda y el déficit que se van a aumentar van a ser similares a las de otros años es simplemente falaz. España redujo su déficit del 10% en 2011 al 3% en 2017 y ahora se lanza a gastar y subir impuestos tras una década de déficits continuados. Es decir, deshacer las mejoras de los últimos años y poner en peligro lo que fingen defender, los servicios públicos.
Los spreads o diferenciales de riesgo en España se han duplicado en pocos meses y el riesgo de impago ha aumentado junto con el de los países más débiles, y ¿qué nos dicen? Que no pasa nada porque es un problema similar en otros países. Volvemos a usar las excusas de unirnos a los que lo hacen mal en vez de mostrar que lo hacemos mejor que los mejores.
El riesgo de España siempre se crea cuando, desde las instancias políticas, se nos dice que no pasa nada y que “hay margen”… Y cuando se fía toda la consolidación presupuestaria, de nuevo, al sufrido bolsillo de los contribuyentes.
España puede enfrentarse a la ralentización fortaleciendo su economía, garantizando la seguridad inversora y poniendo alfombra roja a la creación de empleo. Como no se puede enfrentar a la ralentización es empeorándola.