“I hate to say I told you so”. The Hives.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha enviado, con nocturnidad y alevosía y una vez pasadas las elecciones, su “propuesta” de Plan de Estabilidad. Es básicamente desempolvar los Presupuestos para 2019 que incluían estimaciones de ingresos imposibles según todos los organismos, desde Funcas o el Banco de España y la AIReF. El propio Gobierno ya ha comunicado a Bruselas que se saltará su propio objetivo de déficit en 9.000 millones de euros. Y culpa a la oposición porque no le dejaron subirnos los impuestos a todos, malvados ellos. Es falso, porque sus Presupuestos incluían un agujero fiscal real adicional de 8.200 millones de euros.
El aumento de la "presión fiscal" que desvela el Gobierno en su informe a la Unión Europea, dos días después de las elecciones, supone pasar del 35,1% del PIB en 2018 al 37,3% en 2022, es decir, son más de 26.000 millones de euros. Es decir, 565 euros por español y 1.368 euros por familia.
Engaño 1: “Lo pagan los ricos y las grandes fortunas”. Recordemos que hablamos de 26.000 millones adicionales y anuales.
El que píense que 26.000 millones de euros anuales y adicionales en impuestos los van a pagar 90.000 personas y 35 empresas no solo es ingenuo, tiene un grave problema con la estadística y las matemáticas.
Primero, asumen que los ingresos fiscales récord de 2018 son consolidables y eternos y, segundo, que se añadirá a dicha cifra aumentando los impuestos de manera brutal.
Incluso si acudimos al documento de “plan de estabilidad” (llamarlo estabilidad es como mínimo hilarante), asumen 1.776 millones de euros de mayor recaudación por Impuesto de Sociedades, 328 por las llamadas “rentas altas”, 338 millones por patrimonio y… 670 millones de euros por el impuesto al diésel. Es decir, en las propias estimaciones del Gobierno son los consumidores y las clases medias los que pagan la mayor parte del hachazo… que además infla de manera desproporcionada las expectativas de recaudación a las rentas y empresas. Estudios empíricos muestran que el efecto recaudatorio es muy bajo o negativo.
Las principales partidas de ingresos estimados suponen más impuestos a la clase media, autónomos y pymes: subida de impuestos al ahorro que afecta a 12,7 millones de personas, subida del diésel que afecta a 10,5 millones de personas, eliminación de deducciones y ayudas fiscales que afecta a más de 14 millones de personas y más de un millón de pymes. Añada el impuesto a las transacciones financieras y la mal llamada tasa Google: siempre lo pagan los consumidores y clientes minoritarios. Y eso si nos creyéramos las estimaciones de ingresos.
Si acudimos a estimaciones más realistas, el agujero fiscal puede duplicarse y el aumento de impuestos seguiría siendo mayor. Recordemos que el anterior Gobierno socialista subió impuestos a “los ricos” esperando recaudar 5.400 millones y no llegó a 705, y que las subidas de impuestos siguientes empeoraron el potencial de crecimiento y la recaudación. Ningún país de la Unión Europea ha cumplido sus estimaciones de consolidación fiscal a medio plazo aumentando gastos y subiendo impuestos.
Ya lo explicamos la semana pasada, en el Impuesto de sociedades el engaño lo introducen en la doble imposición encubierta. Es decir, si tiene usted una empresa con un 50% de ingresos (e impuestos pagados) en el extranjero, le dicen que paga poco en España. Doble imposición de libro. Como la realidad es que los tipos medios que pagan las empresas en España están por encima del 19% según la AEAT, el efecto recaudatorio es cero. En la estimación más optimista, supone un impacto de la recaudación máximo de 1.500 millones de euros.
Engaño 2: Alguno ha dicho que ese aumento de la “presión fiscal” no es una subida brutal de impuestos porque se genera por mayor crecimiento (sube más el PIB y, con ello, los ingresos), pero es falso. El Gobierno y su maquinaria de la mentira que se ha pasado la campaña negando la ralentización, ha bajado de nuevo las estimaciones de crecimiento a medio plazo. Por lo tanto, no suben los ingresos fiscales por mayor crecimiento ni mayores beneficios empresariales.
El crecimiento de la demanda nacional en el primer trimestre ya ha caído siete décimas, especialmente en los hogares (1,2 puntos porcentuales) y los beneficios empresariales (renta mixta bruta) crecen menos de la mitad que en el primer trimestre de 2018 y 2017, según datos de la contabilidad nacional.
Recordemos que ese enorme aumento de la presión fiscal incluye una estimación de crecimiento del PIB que es, como mínimo, optimista. El cuadro macroeconómico que presenta el Gobierno cae en los mismos trucos que ya hemos denunciado en años anteriores, infraestimar los indicadores que nos afectan negativamente y exagerar los positivos. Con una gran diferencia. Lo hacen en el pico del ciclo, por lo que el impacto negativo ante una ralentización es mayor.
El supuesto aumento de ingresos fiscales estimado y adicional es directamente un aumento de cuña fiscal a empresas y familias. Es improbable que se cumplan los ingresos estimados, pero el aumento de cuña fiscal a la mayoría será muy real. Más escollos a la inversión, la creación de empleo, el consumo y el ahorro.
Todo esto lo saben ellos. Pero el objetivo no es reducir el déficit, ni defender el Estado de bienestar ni crear empleo. El objetivo es controlar cada vez más aspectos de la actividad económica. Y, cuando falle, como siempre, echar la culpa de los recortes al siguiente y presentarse ellos como los salvadores.