El PSOE ha centrado un melón y ahí que ha ido media España a rematarlo de cabeza con entusiasmo. "Ciudadanos gira a la derecha" han dicho los líderes de opinión de la España que se parece a Pedro Sánchez, y nadie se ha planteado ni por un segundo en qué consiste exactamente ese supuesto giro a la derecha del partido más socialdemócrata de España más allá de su negativa a facilitar la investidura de quien no perdonó un solo día de sus ocho meses de Gobierno sin la genuflexión de rigor frente a la extrema derecha catalana.
¿Tan rápido se nos ha olvidado el nombre de Edmundo Bal? ¿El relator? ¿El silencio del partido frente al escupitajo a Josep Borrell? ¿El 65% de los votos sugerido por Miquel Iceta para rendir la soberanía nacional frente a los xenófobos que señorean la región catalana?
No hipérbole left behind, que dirían los marines americanos. Traducido: no perdamos una sola oportunidad de pintarle un apocalipsis en la cara a Cs. Tres críticos, literalmente tres (Garicano, Roldán e Igea) escriben media docena de tuits y los medios titulan "cisma en Cs". Cs se niega a rendir sus votos para que el PSOE pueda gobernar junto a Unidas Podemos o regalarle Navarra a Bildu y los medios titulan "giro a la extrema derecha". Albert Rivera se echa nueva novia y El País no tarda ni un minuto en llamarla "la Yoko Ono de Cs".
¿Detectan un patrón? Se llama campaña de marketing y su objetivo es dinamitar el único partido que se prevé que quede en pie frente a PP y PSOE cuando Vox y Unidas Podemos sean reabsorbidos por sus naves nodriza. ¡Qué bien se vivía cuando PP y PSOE se alternaban en Moncloa con el apoyo de los partidos nacionalistas vascos y catalanes! ¡Cuando todo era campo a la derecha del PP y a la izquierda del PSOE! Sobre todo, qué bien vivían PP y PSOE.
No me hago trampas al solitario. Si el espantajo del "giro a la derecha" de Cs ha triunfado entre buena parte de los españoles es porque Vox existe. Vamos a dejar de lado la obviedad de que Vox es puro centro comparado con dos partidos de extrema derecha como ERC y JxCAT que han dado un golpe contra la democracia y cuyos líderes andan en prisión o fugados de la Justicia. Vamos a dejar también de lado que Vox no ha manifestado ni por activa ni por pasiva su apoyo a ninguna narcodictadura bananera como sí lo ha hecho Unidas Podemos. Es mucho dejar de lado, pero vamos a hacerlo por el bien del argumento.
El caso es que la táctica es más vieja que el hambre. ¿Recuerdan a Pedro Sánchez negándose a participar en un debate electoral televisado sólo unos días antes de las elecciones si no participaba Santiago Abascal en él? ¿Cómo era aquello de no blanquear al fascismo? ¿Aquello de no cederle plataformas de promoción a la ultraderecha? No recuerdo haber oído la coletilla "…salvo que eso beneficie electoralmente al PSOE".
Repasen los catorce rasgos del fascismo descritos por Umberto Eco. Relean con atención el número ocho. "El enemigo es al mismo tiempo fuerte y débil. Gracias a un continuo cambio de foco retórico, los enemigos son al mismo tiempo muy fuertes y muy débiles".
De Cs, un partido supuestamente en quiebra, desnortado y veleta, teóricamente a punto de la ruptura y cuyo líder vive sus horas más bajas, en perpetuo riesgo de hecatombe electoral y en vías de desaparición en Cataluña según dicen, depende la estabilidad del sistema entero aún cuando sus votos no son necesarios para la investidura de Pedro Sánchez puesto que este tiene a su disposición los de todos aquellos partidos cuyo objetivo declarado es la destrucción de la España constitucional.
¿No hay algo que les chirría en el argumento? ¿Algo mediáticamente fascista? ¿Como de campaña goebbeliana?