Camilo de Ory es aforista, usa un humor más negro que los cataplines de un grillo, más negro que mi reputación -que ya es decir-. Ory es artista multidisciplinar, poeta, escritor y resulta que la España y la Fiscalía que lo quieren emplumar lo tildan de "tuitero" por su omnipresencia, sí, cuando lloramos lo de Julen.
Porque la figura del intelectual que quieren en esta España de la "banda de Sánchez" sin Sánchez es la misma de la que hablamos aquí el otro día: la de las sobaqueras, las Flich, los Rhodes, las Chaparro y toda esa generación que vive entre Disney y algodones.
Nadie defiende a Ory, porque el humor tiene un límite, que dicen y argumentan quienes lloran por un toro lanceado en la paramera y se olvidan del vecino que pasa hambre, que se caga en Dios y que votó a Vox por ir contra el sistema.
Ory, mientras la televisión se sacaba un docudrama con lo del niño del pozo, iba haciendo chistes macabros y geniales: quede claro que la genialidad y las buenas acciones no siempre van en comandita, y a Ory le hizo el vacío la Andalucía institucional hasta que se exilió junto al Palacio de Liria hace unos años, y ahí anduvo viviendo, en un sotanillo con sabañones y cucarachas que tienen blasones históricos de los Alba.
Pero cuando España tenía el alma encogida con Julen, con los esforzados mineros asturianos, era entrañable comprobar cómo señoronas de Cuenca, con Twitter y sin el bachillerato, le iban deseando a De Ory torturas dolorosas mientras que azuzaban el ingenio procaz de Camilo en un bucle sin final. Era España contra sí misma y un niño muerto en un pozo, que bien rentabilizó Mediaset con Ana Rosa haciendo horas extras. Y hasta con Juan José Cortés en vivo y en directo, como padrino perfecto de todas las desgracias.
Yo pienso en Ory, en si entrará o no en prisión, en los límites del humor -que los aclaren- y en los proetarras que hoy ya vienen siendo blanqueados por decreto foral y autonómico. Resulta que para parar al fascismo en las entendederas de Carmen Calvo bien valen los abertzales por acción y por omisión. Y bien vale que a cada etarra que se excarcela de aquella manera lo reciban con aurreskus en un festival de Quechuas e Ikurriñas en los parques lluviosos de ahí arriba. Los gudaris aquellos que se especializaron en casquillos, nucas, temporizadores y zulos. Años de plomo.
Quiere uno decir que duele que España esté batasunizada en grado de tentativa, que Otegi nos sea hombre de paz y conciliación de hacha y serpiente mientras que un humorista va a la cárcel. Lo doloroso es que Camilo nos pone frente a los límites de la conciencia humana -lo sabe, es psicólogo- a la vez que ya damos por normal que tengan nuestro censo y nuestro domicilio los que antes nos mataban; y encima hay que estar agradecidos. Porque Bildu nos va a salvar de la foto de Colón, claro...
La libertad que nos salva de los vientos fascistas está recogida en las entendederas de la izquierda con Bildu. Quizá Ory vaya al talego cuando les den las competencias de prisiones a los batasunos en un amejoramiento de la Ley de Abusos Policiales. Quién sabe. En compensación por el sufrimiento que un benemérito imberbe de Jaén le causó al pueblo vasco, así, en general y ya en democracia.
De Ory Askatu: un grito sordo en este desierto que es España.