And the winner is... Pedro Saura. ¡Peeeeedro!
Pedro Saura es el hombre más afortunado de España. Los niños quieren ser de mayor Pedro Saura. Cualquiera de nosotros se cambiaría por Pedro Saura.
Pedro Saura es el nuevo presidente de Paradores Nacionales. Ese cargo, cómo lo diría... es el pollo de Carpanta, la ínsula de Sancho Panza, lo máximo a lo que puede aspirar un español de nuestro tiempo.
No es solo por el sueldo, 190.000 eurazos del ala, porque el presidente de Correos viene a cobrar lo mismo o un poquito más. Pero en Paradores no hay que inventarse sellos conmemorativos ni investigar extrañas cartas con balas dirigidas a los ministros.
En Paradores todo es placidez y sosiego, con una reminiscencia rancia a Educación y Descanso, de tiempo detenido. Dulzón, como de siesta de verano.
Pedro Saura es la envidia de todo un país.
Hay cosas incomprensibles, incluso para la ciencia. Leía días atrás que los biólogos no se explican el fenómeno del encogimiento detectado en el reino animal. Resulta que el salmón noruego es cada vez más pequeño, la salamandra americana pierde tamaño desde los años sesenta y las aves migratorias pesan cada vez menos. Y ocurre igual con otras especies en todo el planeta.
De igual manera, nadie conoce los caminos inescrutables por los que se puede llegar a ser presidente de Paradores. Ni los conocimientos que se necesitan. Ningún centro ofrece estudios para opositar al cargo. Pedro Saura es doctor en Economía, pero su antecesor, Óscar López, era politólogo, y la predecesora de López, Ángeles Alarcó, era licenciada en Filología francesa.
Tampoco hay explicación aparente a por qué el presidente de Paradores cobra el doble que Pedro Sánchez.
Qué misterios. Hay un gran debate en torno a si el presidente de Paradores nace o se hace.
Ni siquiera Urkullu y Puigdemont han exigido aún el cambio de nombre por un federalizante "Paradores Estatales".
Ser presidente de Paradores es hoy el Gordo de la Lotería, pero sin tener que repartir con la familia.
Pienso en Pedro Saura y la imaginación vuela entre verdes y azules, visillos blancos y cafés servidos en porcelana isabelina. No me extraña que las jóvenes le digan lo que a Jesulín, cuando Jesulín era Jesulín: "Queremos un hijo tuyo". ¿Quién desearía ser otro Pedro en España pudiendo ser Pedro Saura?