A Míriam Nogueras, la portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, no se le conocían grandes aportaciones a la política. Hasta ayer.
Míriam Nogueras sabe algo de hilaturas, por el negocio familiar. Dejó sin terminar un curso de comercio electrónico, según destaca el billetito que le dedica la Wikipedia. Y se curtió en la dura lucha contra el pago de peajes en las autopistas. Hasta que fue tocada por la mano de Puigdemont.
Míriam Nogueras presume de su subordinación y entrega al pirado de Waterloo, y se proclama una de "las mujeres del presidente". Pero sobre todo, tiene la ventaja de vivir en un país y en un partido en guerra, y ya se sabe que las guerras necesitan muchos soldados y pocos intelectuales.
Como la ignorancia es muy atrevida, Míriam Nogueras dejó escrito que España es "un nido de corruptos analfabetos y fascistas". También calificó a este país de "estercolero putrefacto".
Su fina pituitaria no hizo ascos cuando heredó el escaño de su compañera Laura Borràs, imputada no por su activismo, sino por prevaricación, fraude, malversación de caudales públicos y falsedad documental. ADN Pujol.
Pedro Sánchez demostró ayer su sagacidad cuando le dijo a Míriam Nogueras que le recordaba a esos jugadores de la NBA contrarios a vacunarse, convencidos como están de que hay "una conspiración" para "conectar a los negros con un ordenador que tiene un plan satánico".
La diputada había alimentado la conspiranoia de que el Gobierno "ni manda ni decide" porque es rehén de un "Deep State", un "poder fascista" oculto, y el presidente respondía cuestionando su equilibrio mental.
No es la primera vez que Míriam Nogueras denuncia complots, y se diría que ella misma vive en su particular Matrix catalán. Se hizo famoso un tuit en el que denunciaba la presencia de una extraña furgoneta aparcada delante del hotel de Bruselas en el que se reunió su grupo parlamentario. "Dos hombres hacían fotos a todo el mundo que entraba y salía", escribió, antes de plantear en la red: "¿El CNI espía a diputados electos en otro país?".
En otra ocasión, preguntó al Gobierno de Rajoy si, para mantener la unidad de España, estaría dispuesto "a matar a ciudadanos que de manera pacífica defienden la República catalana". ¡¡¡Rajoy!!!
Sin embargo, Míriam Nogueras es lo suficientemente lúcida para parasitar a esa España que tanto aborrece y que le paga 120.000 euros al año para que pueda seguir comprándose ropa de marca. Experta en detectar intrigas, jamás reparó en la Gestapillo catalana que espía a los niños en los recreos para saber qué idioma hablan.
"Lo que hemos visto estos días es un putiferio", sentenció Míriam Nogueras ayer desde la tribuna del Congreso de los Diputados. Y a muchos nos dejó la sensación de que por fin sabía de lo que hablaba.