No hay líder sin idea, una que arrastre a la gente. Ten en cuenta que aquí no has venido a vender fruta. Quieres hacer ruido. El miedo funciona siempre, porque la gente no quiere vivir con miedo.
Así que aprovéchate de los monstruos. Y si no existen, los inventas o les pones más colmillos de los que tienen. Crea un marco emocional de brutal intensidad anímica: nosotros/ellos. Polariza. Cárgalo de amenazas: lo nuestro/lo que nos quieren arrebatar. Sin posiciones equilibradas ni término medio.
Repítelo. Repítelo. Repítelo hasta que una masa crítica de seguidores analice todos los aspectos de su vida bajo esa emoción visceral. Y luego deja que se expanda. No te preocupes. Lo hace solita.
Véndete a ti mismo. Sé un hombre de tus seguidores, de la gente. Eres uno de ellos. Sueñas lo que sueñan ellos. De momento.
[Opinión: El porno no es la realidad]
Te hace falta, además, iconografía: una palabra, unos colores, un símbolo, igual de sencillos que tu mensaje. Véndelos como insignias de orgullo. Haz equipo. Unidos frente a los demás. Convierte la liturgia de pertenecer al grupo en una cámara de ego que amplifica el mensaje. No toleres posiciones intermedias.
Una vez te hagas con el control emocional de tus seguidores, aumenta el nivel de amenaza. Inventa problemas aún más graves y da soluciones aún más extremas. Con datos erróneos o mentiras, da igual. Ya tienes atrapada a la gente. Ya son hinchas, no seguidores.
Aprovéchate de su ira. Dales cosas fáciles de hacer. Quemar libros ahorra en la factura de la luz.
Señala a los traidores. Márcalos. Utilizar un hierro al fuego vivo es ilegal. Todavía. Así que, de momento, confórmate con lanzar a tus huestes contra ellos en las redes sociales.
Pon en duda el sistema, acúsalo de querer exterminaros. Deslegitima el marco existente.
Conquista el poder. Sí, lo siento, es hora de utilizar la democracia (todo sea por un bien mayor) para obtener el control. Recuerda que no puedes sacar un ejército porque no lo tienes. Aún. Haz rugir a tu gente.
Gana. O alíate con quien gane.
Aplasta a los rivales. Una vez conquistado el poder, no dejes voces discordantes que puedan alentar pensamientos distintos o hacer preguntas comprometidas.
Haz que te teman, incluso tus propios seguidores. Que nadie ose llevarte la contraria. Controla la verdad. Crea tú la Historia.
Ahora el negociado es tuyo. Cámbialo a tu antojo. Créalo desde cero, si te da la gana. Inventa unas nuevas reglas a tu gusto.
Perpetúate en el poder. ¿Qué harían los demás sin tu sabiduría?
Ah, y vigila tu espalda. Tendrás que hacerlo el resto de tu vida. Los demás ya no saben ni dónde la tienen.