Menos mal que queda alguien en España que recuerda lo que es la imparcialidad, que no es nombre de musa griega. Menos mal que todavía nos queda una institución que se respeta a sí misma y sabe cuál es su lugar, que no trata de acaparar más poder y desprestigiar aquellas otras en las que no le dejan meter mano. Suerte que aún queda alguien que usa corbata para las cosas serias, que son aquellas que tienen que ver con los españoles. Que no retira la mano a los que le retiraron el saludo antes a él.
Digo que Felipe VI parece el último servidor público al que podrías llevar a tu casa sin que avergonzase a tu abuela. Inamovible, largo y sereno como si la Constitución lo hubiese parido así. Porque la Constitución en España es lo que nos queda de serenidad a estas alturas de la película. El Rey y la Constitución.
Y, mientras todo lo enturbian desde Moncloa para decir que la derecha genera caos y paro, que es la derecha la que toquetea el Código Penal para rebajar la pena a los violadores que cumplen condena… cuando en realidad gobierna el PSOE, el único que se mantiene en su sitio es el Rey. Tal vez porque lo primero que se ha perdido en política es el valor, lo de Pedro Sánchez no conviene confundirlo: se llama temeridad. El valor exige saber cuál es tu lugar y el del Rey era encargarle ayer intentar formar gobierno al presidente en funciones después de que la primera fuerza más votada fracasase en el intento.
Y aquí surge el segundo problema, que es el del periodismo, porque desde que existe lo digital con su alta velocidad, que más que velocidad es tan sólo aturullamiento, se ha olvidado de las hemerotecas. Aquellos almacenes donde se guardaban los periódicos de ayer y quedaban impresas las palabras de los políticos por si no la cumplían después.
Son pocos los periodistas que se acuerdan de lo que ocurría hace un par de semanas; de hace un mes ni hablamos. Es hoy cuando convendría recordar todo lo que dijeron los cargos del PSOE de que el Rey propusiese a Feijóo como candidato a la investidura. Que para qué si no tenía los votos suficientes y aquello fue lo más suave. El martes Su Majestad propuso a Pedro Sánchez y no tiene los votos suficientes, pero el Rey es el único que estaba donde debía estar.