El incendio comenzó en el tronco del aizkolari Koldo, esa es la verdad. Un tipo malencarado, grandón, poco leído pero listo. Un malote de serie chunga, como el Bully de La Vuelta al mundo de Willy Fogg. Mamporrero, pero bobo.
Aunque la realidad es que de tonto no tenía un pelo.
Koldo García Izaguirre supo llegar hasta él, y luego hacerse imprescindible para José Luis Ábalos. Después, tejer una red de interesados y una agenda de interesantes, para conchabarse con los primeros e influir en las decisiones de los segundos. Y finalmente, pringar a éstos y engañar a aquéllos, girando siempre alrededor del guionista del sanchismo.
Cuando el 20 de febrero estalló el caso Koldo, las llamas ya estaban en todo lo alto. Porque la chispa había saltado un día antes, con la razia de detenciones y registros ordenados por el juez Ismael Moreno, a partir de una investigación de dos años de la Fiscalía Anticorrupción.
Esa es la verdad. Ningún guardia forestal, federal, autonómico, ministerial o de la fontanería sanchista quiso ver nunca dónde había prendido el fuego. Habían cerrado los ojos durante años al humillo blanquecino que hace la basura al compostarse.
Porque, en realidad, la peste venía de lejos. Pero, ay, amigo, el poder lo aguanta todo.
Ustedes no se acordarán, porque sufren pérdidas de memoria a corto plazo; el llamado síndrome de Dory es un mal inherente a las democracias en descomposición.
Pero estos plot twist no sólo se repiten desde que nos manda Pedro Sánchez, sino que se han convertido en la auténtica constante de su historia. Si al protagonista hubiese que definirlo, no sería un bueno o un malo de Estrenos TV, plano y sin dobleces. Sería un guapo feo. Un héroe villano. Un supuesto mal menor que lo bueno por conocer.
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¿Era verdad que la Comisión de Venecia avalaba la amnistía, como Moncloa se encargó de filtrar el viernes a deshora? No lo era, no.
Y la realidad es que en la Secretaría de Estado de Comunicación sabían que su burda manipulación no se sostendría ni con siete machones como el de San Baudelio de Berlanga.
Pero así se prendía otro fuego, con que entretener a la prensa y despistar al enemigo.
De hecho, la realidad es que aquí estamos: analizando más la metadiscusión teorética que la verdad de los hechos.
La Vanguardia hubo de corregir su primer título, "La Comisión de Venecia avala la amnistía" por "... avala la existencia de leyes de amnistía en Europa".
Pero el ministro Félix Bolaños ya había podido escribir su tuit. Y la verdad es que el periódico barcelonés más comprometido con el proyecto de Sánchez, en todo caso, mantuvo la falacia como cabecera de portada.
Lo dijimos nosotros y ahora también la Comisión de Venecia: la amnistía es una herramienta para la reconciliación. Y además cumple con los estándares internaciones.
— Félix Bolaños (@felixbolanosg) March 1, 2024
Es impecable y es positiva.
Seguimos avanzando.https://t.co/FVxiqzlGm8 pic.twitter.com/ACMMB7wjVY
El País también hubo de salir de su realidad alternativa. Este sábado ya corregía el título del viernes noche, e iba con que "La Comisión de Venecia avala los argumentos de la ley de amnistía pero critica que se tramite de urgencia".
Por su parte, EL ESPAÑOL, quizás el diario más beligerante con la ley de impunidad y con Carles Puigdemont, renunció a abrir la edición con una exclusiva de la Koldosfera corrupta. Y lo hizo con otra, la del informe preliminar.
María Peral se había hecho con el borrador del dictamen, se lo estudió escondida en un despacho, ladró a todo el que quiso acercarse, y parió otro texto riguroso: "La Comisión de Venecia ve 'división profunda' por la amnistía y pide aprobarla por 'mayoría cualificada'".
¡Qué aburrida es la Sala de lo Peral! Sólo publica la verdad... Pero la realidad es que el pelotazo de Jorge Calabrés y Javi Corbacho quedó relegado al tercer puesto de la portada.
¿Que "la mujer de Koldo pagó un viaje a nombre de 'Ábalos' de 9.000€ y gastos escolares de los hijos del exministro"? ¿Qué es la verdad de un caso de mangancia orgánica frente a la realidad de la corrupción del Estado de derecho?
¿Premio para Moncloa?
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Lo veremos en los próximos días. Porque el serial de Koldo continuará, y el coloso seguirá en llamas. Perdonen los lectores, pero eso es seguro. Y lo sabemos porque no se puede publicar todo lo que ya está preparado: no cabe.
No es verdad eso de que en los periódicos digitales entra todo. A pesar de que hicimos la cuenta (los primeros dos días, nos salieron 17 y 18 piezas del primer grave escándalo de corrupción del PSOE sanchista), la realidad es que si cada día publicáramos todo lo que sabemos, tendríamos que eliminar secciones.
No habría Deportes, ni Jaleos, ni Mundo que aguantara tanta caspa corrupta.
La verdad es que Presidencia del Gobierno lo agradecería. "La teoría de Moncloa es salvar cada semana", decían en los tiempos de Iván Redondo, guillotinado el mismo día del primer julio revolucionario de Pedro Primero el Implacable, el de 2021.
(Luego vino el del año 22 y más tarde, la noche electoral del "somos más")
La realidad es que, desde el 23-J y la amnistía, lo que trata de salvar la corte del faraón no es la semana: es cada día.
Y como puede.
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Antes de pensar en cortafuegos, primero se trató de controlar el incendio. Protegiendo incluso al torrente de memes en que se iba convirtiendo ya José Luis Ábalos.
La verdad era que a él le habían colocado al tal Koldo en el asiento delantero, como chófer de su vehículo oficial, y que ahora está "solo", no tiene "a naaaadie", y va y viene conduciendo él mismo su coche.
Aunque la realidad fue que, en apenas 48 horas de escándalo, aquella reconciliación con el jefe tras el 23-J quedó arrasada y convirtió en tierra quemada hasta el huerto de Moncloa.
Ábalos: "Soy sólo un peón, la cacería de los pseudomedios se ha legitimado. Se ha presionado a allegados míos, a personas que no tienen nada que ver con la política" pic.twitter.com/xNE0ngrgEt
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) February 27, 2024
Pero cuando del viejo secretario de Organización, y ministro plenipotenciario de la pandemia (cuando lo de las mordidas de Koldo), quedaron consumidas hasta las colillas de sus Ducados, tocó proteger las verdades de su sucesor al frente de la Organización del PSOE, Santos Cerdán.
Ustedes no se acordarán, Moncloa cuenta con que "todos somos Dory". Pero ¿de quién era amigo Bully antes de Pedro y José Luis? Quiero decir, ¿de quién era amigo Koldo?
Nadie quiere acordarse ya de eso, ¡nadie!
¿Nadie? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles sanchistas de primera hora resiste, todavía y como siempre, al fuego del olvido.
La realidad es que lo hacen desde fuera, a golpe de llamada y de wasap a los chicos de la prensa.
Hablan, recuerdan, señalan, relatan con sorna. Y dejan reguerillos de migas de pan que nos dirigen a los periodistas hacia facturas, informes, tarjetas de crédito y sobres con billetes de 500. Incluso a pisos de lujo que habrá que escudriñar antes de que el Registro de la Propiedad pueda ser, también, pasto de las llamas.
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En este periódico, a fecha de este domingo, hemos publicado ya 298 piezas con la etiqueta "Koldo García Izaguirre". ¡En menos de dos semanas!
Y el empeño, desde el primer día, ha sido hallar la verdad. Pero la realidad es que sólo tenemos escenas, aún inconexas, de este guion de serie B.
Entretanto, la labor de los que lo protagonizaron y de sus secundarios ha ido encaminada a segar bajo nuestros pies para ir creando nuevos cortafuegos. La verdad es que la horca de Ábalos no sirvió. Y eso que él mismo había advertido de que, en realidad, "a nadie le bastará" con su caída.
Luego vino el mentado Cerdán, quien sólo abrió la boca el día en el que saltó una piña incandescente, la de la supuesta cita con el popular Miguel Tellado gracias a un tal Alberto.
¿Seré yo?
Alberto soy yo, vicepresidenta
— Alberto D. Prieto (@ADPrietoPYC) February 29, 2024
Lo confieso https://t.co/jUi1QS3bMk
Pero aquello no prendió, porque la maniobra era tan burda que ni la verborrea de María Jesús Montero le pudo dar oxígeno.
Porque la verdad se iba abriendo paso.
Este sábado no, el anterior, revelábamos los contratos fraudulentos y la desidia en reclamarlos de Francina Armengol.
Y el martes, la ilegalidad por cuatro frentes de los de Ángel Víctor Torres.
Seguimos con el comité de expertos inexistente del hoy ministro, el miércoles.
Y con la maniobra de la ahora presidenta del Congreso para endosarle el pufo a la UE, el jueves.
El viernes ya se nos acumulaba el combustible, e hicimos una sola misma pieza, dado que el guion era el mismo, y el modus operandi, paralelo. Él y ella, ella y él, tanto monta, monta tanto, primero pagaron, luego autorizaron, después iniciaron los trámites, y sólo al final, "confeccionaron los contratos para darle cobertura" a las operaciones.
Así, la realidad se impuso. Y primero la SER señaló a Torres como nuevo cortafuegos. Pero el ministro es caza menor, esa es la verdad.
Y como la realidad es que el pringue de Armengol, tercera autoridad del Estado, hiede aún más si cabe, que el del expresidente canario, el PSOE siguió tratando de defenderla, e insistiendo en protegerla.
A nadie le colaba ya lo de Koldo jactándose, en una de las escuchas de la UCO, de que lograría que Marga Prohens le hiciera "borrón y cuenta nueva" en la reclamación (a través de un tal Pombo, amigo de Pablo Casado, supuesto padrino de "la niña" de Baleares) por los 3,7 millones perdidos en la estafa de las mascarillas fake.
Pero es que si cae Armengol... ¿quién la trajo a Madrid, después de perder el poder en Baleares? ¿Quién prometió comisiones del lawfare, catalán oficial en las Cortes y en la UE, y hasta la "desjudicialización del conflicto por todos los medios legales posibles" (es decir, la amnistía) a cambio nada más que de hacerla presidenta del Congreso?
¿Quién?
¿Y qué precio habría que pagar si ella cae (ahora que los indepes ya piden hasta el terrorismo y la traición) por los votos de los amnistiandos, para colocar a otro, u otra, en su lugar?
¿Acaso el fuego troncal del sanchismo no se acerca ya demasiado a quien, en la escena I del acto I de su función, glorificaba a Koldo y a su hacha como "el último aizkolari socialista" y "un ejemplo para la militancia"?
—Presidente, ha llegado el borrador de lo de la Comisión de Venecia. Si le damos unas vueltas, a lo mejor, se cansan de Koldo, Ábalos, Cerdán, Marlaska, Torres, Armengol y hasta de tu mujer y el de Globalia...
—La verdad es que todo lo que íbamos a perder con la amnistía ya está perdido. Pero sí, la corrupción nos puede carbonizar.
Y efectivamente: El País también quemó a Armengol, este sábado al amanecer.
Así es la realidad.
Que cuando en un superfuego hay que salvar sólo a uno, los cortafuegos acaban siendo demasiados. Y arrasan todo el bosque en círculos concéntricos.