En medio de la creciente represión gubernamental en Venezuela, que amenaza con desatar una nueva ola de refugiados en todo el continente, el presidente de Argentina, Javier Milei, me dijo en una larga entrevista en su despacho que tal vez sea hora de que las democracias latinoamericanas impongan sanciones diplomáticas a la dictadura venezolana.
Milei, que tiene previsto realizar una visita de tres días a Miami el 10 de abril, me dijo que "estaría dispuesto" a aplicar sanciones diplomáticas al régimen del gobernante venezolano Nicolás Maduro "porque la carnicería que es Venezuela es algo verdaderamente inaudito".
Argentina, junto con Uruguay, Perú, Paraguay, Ecuador, Costa Rica y Guatemala, emitieron una declaración el 26 de marzo expresando su "grave preocupación" por la proscripción impuesta por Maduro a los principales líderes de la oposición venezolana de postularse como candidatos en las elecciones presidenciales del 28 de julio.
Algunas de las democracias más grandes de América Latina, como México, Brasil y Colombia, no firmaron esa declaración.
Pero la declaración conjunta de Argentina y sus países signatarios no llegó a amenazar con medidas concretas contra el régimen venezolano. Cuando le pregunté si intentaría convencer a los países que firmaron la declaración junto con Argentina de que acuerden aplicar sanciones diplomáticas contra Venezuela, Milei respondió afirmativamente.
Las elecciones venezolanas están causando creciente preocupación en muchas capitales, porque Maduro está organizando un proceso electoral fraudulento que probablemente resulte en su reelección, y en una nueva ola de refugiados venezolanos a todos los países de la región.
Casi ocho millones de venezolanos han huido de Venezuela en los últimos años.
En días recientes, las tensiones entre Venezuela y Argentina aumentaron después de que cinco activistas de la oposición venezolana buscaron refugio en la embajada de Argentina en Caracas. Argentina acusó al régimen de Maduro de cortar el suministro de electricidad al edificio.
El gobierno de Milei dijo en un comunicado que el suministro eléctrico a la embajada fue cortado el lunes en una "acción deliberada" que pone en peligro la seguridad del personal diplomático argentino y de los ciudadanos venezolanos bajo protección argentina.
El presidente de derecha argentino, que asumió el cargo en diciembre, me dijo que Maduro está entre "los peores presidentes de América Latina por sus escándalos" junto con los gobernantes de Colombia, Nicaragua y Cuba.
Sobre el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien se refirió con anterioridad a Milei como un "facho conservador", Milei me dijo que "es un halago que un ignorante como López Obrador hable mal de mí. Me enaltece".
Durante la entrevista, de casi una hora de duración, también le pregunté a Milei si no fue un error diplomático de su parte haberle dicho al expresidente Donald Trump durante una breve reunión en la conferencia conservadora CPAC en Washington que "usted ha sido un gran presidente" y que espera "que vuelva a serlo". La declaración de Milei en medio de la campana electoral estadounidense cayó como un balde de agua fría entre los funcionarios del gobierno de Joe Biden, según me dijeron fuentes diplomáticas.
Milei me negó haber cometido una imprudencia, asegurando que el encuentro con Trump tuvo lugar detrás del escenario cuando ambos se cruzaron en un pasillo, "o sea que eso, en términos protocolarios, no cuenta... es algo no oficial".
Milei me señaló que "soy más afín a las ideas del Partido Republicano, eso es bien sabido, pero mi prioridad es ser aliado de Estados Unidos. Y por eso nosotros tenemos excelentes relaciones con el gobierno de Biden".
Obviamente, hablamos extensamente sobre la crisis económica de Argentina, un tema que abordaré en futuras columnas. Milei se ufana de haber bajado dramáticamente la inflación que heredo del gobierno kirchnerista, aunque reconoce que el pueblo argentino está sufriendo una recesión durísima.
En materia de política exterior, Milei se ha convertido en el líder latinoamericano más abiertamente crítico de los gobiernos de izquierda de la región.
Sería bueno que Milei juzgara a Trump con la misma vara con la que mide a algunos líderes de izquierda con tendencias autoritarias, considerando que Trump intentó quebrar el orden democrático al tratar de revertir ilegalmente unas elecciones que perdió. Pero Milei merece crédito por decir en voz alta lo que muchos otros presidentes latinoamericanos callan: Venezuela, Cuba y Nicaragua son dictaduras retrógradas, que deben ser denunciadas como tales.