La empresa Beístegui Hermanos (BH) se fundó en el año 1909 en la localidad guipuzcoana de Éibar, dedicándose en exclusiva a la fabricación de armas de fuego hasta 1923, cuando pusieron en marcha la producción de bicicletas.
En 1959 trasladó la sede y los talleres a la ciudad de Vitoria, donde se desarrolló hasta llegar a ser una de las principales fabricantes de bicicletas de España.
Aunque, desde entonces, más enfocados en las dos ruedas y los pedales, hasta pasada la Guerra Civil española, no "dejarían" las armas con una reconversión industrial definitiva.
Qué mejor metáfora o paralelismo para representar el triunfo de EH Bildu en las aún humeantes elecciones vascas que el giro industrial que acometió en su día la empresa eibarresa.
Y es que el partido aberzale se ha granjeado más apoyos que nunca siguiendo la misma fórmula corporativa que la fábrica de bicicletas vasca BH: el reciclaje.
Si la empresa armera cambió las pistolas automáticas, las tipo 'Éibar' y las 'Bulwark', por las monturas de metal: bicicletas de montaña o BTT; la formación comandada por Arnaldo Otegi hizo tres cuartos de lo mismo, mudar de piel.
Permutar las armas por las palabras.
Eso sí. Palabras pronunciadas con lengua viperina. La serpiente desenroscada del hacha (enterrada) y seduciendo por boca de tal a 350.000 vascos, que llevan el veneno nacionalista inoculado en su sangre altamente compuesta de RH negativo (súmenle los 370.000 jeltzales o nogales del PNV).
Pero en vez de abrazar el ciclismo, los de EH Bildu adoptaron el progresismo, olvidando, sin condenar, su pasado, su herencia de terrorismo. "Banda armada" le llaman eufemísticamente, como si ETA hubiera sido Kortatu o Barricada.
Acaso, por seguir con los paralelismos ciclistas, su candidato a lehendakari, Pello Otxandiano, tiene todas las hechuras, con o sin gafas, del clásico escalador prototipo del Euskaltel Euskadi o del Burgos BH. Busquen "Pello Bilbao" o "Ion Izaguirre" en Google y denme la razón.
Menudo, ligero, fino, magro, los rasgos afilados... Por su aspecto, el gregario de Otegi menos desentonaría disputando la Vuelta al País Vasco (hoy conocida como Itzulia) o la Klasikoa que la Lehendakaritza. Aunque en sus perfiles publicados en los pasados días aseguró que era más de echarse al monte.
Una carrera, la Itzulia, cuya edición del centenario finalizó el pasado 6 de abril precisamente en Éibar, coincidiendo con la victoria del Athletic Club "del PNV", y un día después del pistoletazo de salida (perdón por la expresión) de la campaña electoral vasca.
Una etapa final en la que no venció ningún Pradales, ningún Otxandiano, ningún Andueza. Ganó un Carlitos Rodríguez, hijo de Almuñécar, Granada.
"¡Ari, ari, ari, Carlitos lehendakari!", le cantaron tras cruzar la meta armera.
El corredor andaluz regaló su bicicleta (Pinarello) a un club ciclista local. El problema es que 'BH' Bildu le vendió anteayer la suya, reciclada, a más de 340.000 paisanos.
¿Saben acaso de qué están hechas?