Aunque el dictador venezolano Nicolás Maduro ha puesto todo tipo de trabas a la oposición para ganar las elecciones del 28 de julio, no recuerdo haber visto nunca a la líder opositora María Corina Machado tan optimista como cuando la entrevisté pocos días atrás. Y conste que la he entrevistado muchas veces en las últimas dos décadas.
Al principio, pensé que Machado estaba simulando ser optimista, porque lo cierto es que la oposición venezolana está peleando con las manos atadas. Maduro ya la ha inhabilitado a ella y ha impedido a los principales líderes opositores presentarse como candidatos, y está tomando medidas drásticas para evitar que millones de potenciales votantes de la oposición puedan registrarse para votar.
Sin embargo, a juzgar por algunas cosas que me dijo Machado, como su postura contra una posible decisión de Maduro de suspender las elecciones si se ve perdido, me pareció convencida de que la oposición puede ganar contra todos los pronósticos.
"Estamos viendo un proceso inédito", me dijo Machado por Zoom desde Caracas. "La gente está reaccionando con una fuerza como nunca antes habíamos visto. Esto es increíble".
La semana pasada, durante una visita al estado andino de Trujillo, el segundo bastión más grande del chavismo en Venezuela, le tomó cinco horas en auto hacer un viaje de automóvil para cubrir una distancia que normalmente toma dos horas "porque todo el camino había gente acompañándonos, en motos, en camiones, a caballo, de a pie... fue una locura", añadió.
Machado me admitió que la oposición enfrentará una batalla cuesta arriba para ganar las elecciones.
El régimen de Maduro no solo le prohibió a Machado postularse después de ganar una elección primaria de la oposición con el 92% de los votos en octubre, sino que luego también impidió que se registrara como candidata Corina Yoris, a quien Machado había designado como su sustituta.
Ahora, Machado y la coalición opositora que ella encabeza apoyan a un nuevo candidato sustituto, el exdiplomático Edmundo González Urrutia, de 74 años.
Además, el régimen de Maduro está impidiendo que se registren y voten unos 4,5 millones de venezolanos en edad de votar en el exterior, y a otros cinco millones de personas en el país que se han mudado o llegaron a la edad de votar.
Unos diez millones de venezolanos en un país de veintiocho millones de habitantes no podrán votar, me dijo Machado.
Pero aunque reconoció que "estas elecciones no serán libres ni justas", Machado me dijo que no quiere que Maduro las suspenda. Varios líderes de la oposición han dicho que temen que, ante la posibilidad de perder, Maduro use un pretexto como el conflicto fronterizo con la vecina Guyana para cancelar las elecciones.
"Cada día que pasa, para el régimen es más costoso bloquear este proceso, porque esto ha adquirido una fuerza que ha ido contagiando a toda la sociedad", me señaló. "Ya tenemos el 80% de los votos, o más".
Machado me dijo que "es muy importante" que "exista la presencia de misiones de observación electoral competentes como la de la Unión Europea, el panel de expertos de las Naciones Unidas, e incluso el Centro Carter" en Venezuela para las elecciones.
El Centro Carter, la Unión Europea y las Naciones Unidas están evaluando si van a participar. El régimen de Maduro no ha invitado a la misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Cuando le sugerí a Machado que es posible que Maduro nunca abandone el poder a menos que él y sus allegados tengan garantías de no ir presos, Machado me dijo: "Hemos sido muy claros en que este es un proceso de reencuentro, donde no va a haber venganzas".
Mi impresión después de la entrevista es que si Machado pensara que Maduro podrá salirse con las suyas robándose las elecciones con sus trabas a la oposición, lo lógico sería que ella convoque a un boicot electoral, y deseara que se suspendan los comicios.
Pero ella está haciendo exactamente lo contrario, y da la impresión de estar esperando ansiosamente las elecciones del 28 de julio. No sé si está exagerando cuando dice que la oposición tiene el 80% del voto, pero su optimismo sugiere que puede haber un rayo de esperanza para Venezuela.