Hay un factor clave que brilla por su ausencia en las presiones de Estados Unidos y América Latina para que el dictador venezolano Nicolás Maduro permita una transición a la democracia: que la Corte Penal Internacional (CPI) dicte una orden de arresto en su contra.
Varias organizaciones de derechos humanos están perdiendo la paciencia y preguntando públicamente si la CPI está protegiendo a Maduro.
La CPI, con sede en los Países Bajos, ha estado investigando las violaciones a los derechos humanos de Maduro desde hace varios años. Abrió una investigación preliminar sobre los crímenes de lesa humanidad de Maduro en 2018, a petición de seis países, y la convirtió en una investigación oficial en 2021.
En comparación, la CPI se tardó sólo un año en investigar y emitir una orden de arresto contra el dictador ruso Vladímir Putin por los crímenes cometidos en su invasión de Ucrania en 2022.
El fiscal de la CPI, Karim Khan, sólo necesitó siete meses para investigar y anunciar el 20 de mayo que solicitará órdenes de arresto contra Yahya Sinwar, el jefe del grupo terrorista Hamás, y el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, por crímenes cometidos después del 7 de octubre de 2023. La CPI aún no ha emitido formalmente sus órdenes de arresto contra Sinwar y Netanyahu.
En el caso de Venezuela, la fiscalía de la CPI ni siquiera ha anunciado su intención de solicitar el arresto de Maduro.
"El silencio del fiscal Karim Khan ante la crisis en Venezuela es alarmante", ha dicho Erika Guevara-Rosas, funcionaria del grupo de derechos humanos Amnistía Internacional. "El actual aumento en la escala y gravedad de los actos que se están cometiendo contra los venezolanos exige una acción inmediata del fiscal".
Separadamente, un grupo de más de una docena de expresidentes de instituciones interamericanas de derechos humanos dieron a conocer una declaración el 12 de agosto instando a la CPI a tomar medidas inmediatas contra Maduro.
Santiago Cantón, secretario general de la Comisión Internacional de Juristas con sede en Ginebra y exdirector de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, uno de los firmantes de la carta, me dijo que "hay un exceso de paciencia, o de ingenuidad, por parte de la fiscalía de la CPI".
El fiscal de la CPI dijo el 12 de agosto que su oficina está "monitoreando activamente" la situación en Venezuela. Pero es difícil entender por qué el fiscal de la CPI sigue esperando que los tribunales controlados por Maduro actúen contra las violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
En 2019, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó que los escuadrones de la muerte de Maduro fueron responsables de más de 7.000 muertes extrajudiciales en los dieciocho meses anteriores.
Desde las elecciones del 28 de julio, al menos veintitrés personas, incluido un joven de quince años, han sido asesinadas por sicarios del régimen, según grupos de derechos humanos. El régimen venezolano ha dicho que más de 2.200 han sido arrestados desde las elecciones.
El exfiscal de la CPI Luis Moreno Ocampo dice que la reciente declaración de Khan podría ser una señal de que el fiscal se apresta a emitir una orden de arresto contra Maduro. Khan hizo advertencias similares a Putin y Netanyahu poco antes de ordenar sus arrestos, y hay "una chance muy alta" de que el fiscal haga lo mismo con Maduro, dijo Moreno Ocampo en una entrevista con CNN en Español.
Sin embargo, los críticos de la CPI dicen que sus decisiones a menudo son sesgadas y erráticas. El reciente anuncio del fiscal de la CPI sobre su intención de ordenar el arresto de Netanyahu y Sinwar fue calificado por el presidente Biden de "escandaloso". No hay equivalencia entre Israel y el grupo terrorista que lo atacó, dijo Biden.
Si Khan emite una orden de arresto contra Maduro en los próximos días o semanas, como cree Moreno Ocampo, será una herramienta formidable para ayudar a presionar al dictador venezolano a aceptar una transición negociada a la democracia, tal vez a cambio de alguna forma de amnistía. Pero si Khan sigue sin hacer nada, será una omisión escandalosa y una nueva mancha en la imagen de la CPI.