El asesinato cometido este jueves de una mujer de 26 años en Fuenlabrada es el cuadragésimo en lo que va de año y el tercero en la última semana tras los cometidos en La Virgen del Camino (León) y Palma de Mallorca. Manchado por este dramático panorama se celebra este 25 de noviembre el Día Internacional contra la Violencia de Género, una jornada con la que se pretende poner el énfasis en la necesidad de acordar estrategias para mitigar esta epidemia social.
Hoy aportamos en EL ESPAÑOL el testimonio de un maltratador que acude a terapia para rehabilitarse. Es un documento impactante que permite hacernos una idea del infierno que padecen multitud de mujeres en nuestro país. "La insultaba, la machacaba, la humillaba. He sido muy cruel, ¿sabes?... Le he dicho que no valía nada, que era una inútil, que no estaba a la altura, que era una ignorante", confiesa este hombre.
60 muertes al año
Sesenta mujeres mueren cada año de media en España a manos de hombres y se calcula que 700.000 son maltratadas. Afortunadamente en este asunto los partidos políticos acaban de alcanzar un acuerdo para forjar un pacto de Estado contra la violencia machista.
Hace diez días, a propuesta del PP y del PSOE, todos los grupos parlamentarios acordaron avanzar en la mejora de la actual normativa. La ley contra la violencia de género aprobada por el Gobierno Zapatero ha cumplido doce años y, pese a los avances conseguidos, queda mucho camino por recorrer.
Cambio de mentalidad
Hay consenso en cuanto a la necesidad de aumentar los recursos destinados a la prevención y a la asistencia social de las víctimas, que han sufrido recortes en los años de la crisis. Los sindicatos ya han propuesto la creación de un permiso retribuido de un máximo de dos meses para mujeres maltratadas, de manera que puedan disponer de esa excedencia para recuperarse. Es una idea bienintencionada pero de difícil aplicación porque no podría otorgarse hasta que no existiera una sentencia firma, y entonces ya no tendría utilidad.
Pero como señalan los expertos, además de ayudar a las víctimas hay que actuar sobre los agresores. De ahí la importancia de la educación. Los consensos políticos y las leyes ayudan, pero lo que de verdad es necesario es un cambio en la conciencia social en el que todos debemos implicarnos.