A horas del inicio oficial de la campaña del 21-D resulta imposible saber si el bloque independentista volverá a obtener una mayoría de escaños. Parte con una ventaja ajustada -entre 68 y 72 diputados le da la foto fija de SocioMétrica-, la participación será decisiva y quedan por delante quince días. Pero de lo que ya no hay ninguna duda -y esto lo confirma la encuesta de un modo rotundo- es de que el gran ganador de la precampaña ha sido Carles Puigdemont. Y lo que es peor, hay motivos para pensar que puede seguir sacando provecho de su papel de candidato en el exilio.
Puigdemont lleva un mes paseándose por Bruselas, concediendo entrevistas en los medios internacionales, publicando videoblogs y mensajes promocionales del procés y contra España y -en definitiva- haciendo campaña de sí mismo como candidato de Junts per Catalunya y legítimo president. Hoy volverá a estirar el relato del "Estado opresor" a través de sus abogados, que acusarán al Gobierno de haberle retirado ilegalmente el aforamiento para juzgarlo en Madrid y no en Cataluña.
El preferido por los catalanes
En definitiva, ni su fracasada proclamación de la República catalana, ni su esperpéntica huida a Bruselas a espaldas de la mitad de su Govern, ni su desencuentro con Oriol Junqueras, ni su incapacidad para encabezar una candidatura unitaria con ERC le han pasado factura. Todo lo contrario. En sólo 30, días la lista que encabeza -Junts pel Catalunya- ha pasado del 10% al 20% de los sufragios en intención de voto.
Además, es el candidato preferido por el 22% de los catalanes para presidir la Generalitat tras los comicios: le saca cuatro puntos a Inés Arrimadas (18%) y también aventaja a la suma de quienes prefieren a Oriol Junqueras y a Marta Rovira (10% cada uno). Es más, uno de cada cinco votantes de ERC apoya su reelección como president, de lo que se puede concluir que su predicamento dentro del soberanismo no se ha resentido.
'Ventajas' por sedicioso
Tras su destitución sin castigo, Carles Puigdemont ha disfrutado prácticamente de todas las ventajas de ser candidato, puesto que su condición de prófugo no le ha impedido estar constantemente presente en los medios de comunicación y no ha tenido sin embargo ninguno de los inconvenientes de los ex consejeros en prisión. Es más, la asunción de boquilla de la legalidad por parte de éstos para lograr la excarcelación, lo convierten ante los votantes independentistas en su auténtico braveheart.
En su caso, parece evidente que la versión meliflua del 155 impulsada por Mariano Rajoy se ha convertido en su mejor activo como candidato. Nunca un delito tan grave como el de sedición le había salido tan rentable a nadie.