Este jueves hemos conocido el barómetro de enero del CIS perpetrado por José Félix Tezanos. Según su estudio, el nuevo PP de Casado se sitúa por detrás de Ciudadanos y Podemos, mientras el PSOE vuelve a dispararse estratosféricamente. El problema es que nadie con criterio se lo cree.
Desde la llegada de Tezanos al CIS, la institución se ha puesto al servicio del partido en el Gobierno para intentar convertirse en una factoría de profecías autocumplidas. Cualquiera diría que, más que reflejar la realidad, se dedica a modificar y alterar los datos para hacer ingeniería social.
Credibilidad
Conviene no olvidar, para conocer mejor al personaje, que Tezanos tuvo que ser forzado a dejar la Ejecutiva del PSOE porque para él era lo más normal del mundo dirigir un organismo como el CIS con el carnet del partido en la boca. De cualquier forma, lo grave es que cualquier comparación entre las encuestas del CIS y las elaboradas por empresas demoscópicas independientes causa sonrojo.
Que Tezanos regale esta vez al PSOE 6 puntos y le burle 4 al PP no hace si no ahondar en el descrédito del CIS. Pero que la encuesta introduzca además preguntas condicionadas para tratar de justificar el entendimiento del Gobierno con los separatistas roza ya lo obsceno.
Prevaricación
José Félix Tezanos, reprobado por el Congreso, no debería seguir ni un minuto más al frente del CIS, un ente que sufragan todos los españoles. Como su sueldo. Tezanos manipula mensualmente las cifras de intención de voto y sus trampas demoscópicas acaban por corromper la vida pública.
En manos de la oposición está la posibilidad de que esta institución deje de ser un arma partidista que raya en la prevaricación. Y a su disposición tiene varías vías: incluyendo la legal. Porque estamos ante un CIS que, verdaderamente, es de juzgado de guardia.