Este martes, el Congreso de los Diputados ha decretado el cierre de la comisión de investigación de la llamada caja b del PP, que se inició en mayo de 2017. Y se ha cerrado al ser incapaces los grupos políticos de llegar a un mínimo acuerdo sobre sus conclusiones.

Tanto el PP como el PSOE -junto a PNV y Nueva Canarias- se han opuesto a que se siga indagando sobre la financiación irregular de los populares en la próxima legislatura. Que sea el PSOE de Sánchez el que se niegue a seguir investigando en sede parlamentaria la corrupción en el PP es de un bochorno mayúsculo

Paripé

Conviene recordar que fue el presidente del Gobierno quien, en la moción de censura, construyó todo un estado de necesidad colectiva sobre la urgencia de terminar con la era corrupta de Mariano Rajoy. Y fue con ese argumentario con el que llegó hasta la Moncloa.

Ahora, tras dos años de investigación parlamentaria, cuarenta comparecientes, y el consiguiente gasto de recursos, energía y tiempo, el ciudadano sólo puede preguntarse el porqué de este paripé que ha acabado como el rosario de la aurora y que sólo ha puesto una cosa en claro: el fiasco de la comisión.

Vergüenza

Pese a los esfuerzos de Ciudadanos y Podemos en llegar hasta el final, la realidad es que ni Rajoy tendrá que pasar por el trago de comparecer en el Congreso, ni  Sánchez lo hará en el Senado por el escándalo de su tesis doctoral. "Do ut des" y un pacto de la vergüenza entre el PP y el PSOE, que ambos partidos mantienen vigente y que van renovando a la medida de sus circunstancias. 

Conchabeos de este calibre retratan a esa vieja política incompatible con la regeneración que exigen los españoles, y dan pie, con razón, al descrédito generalizado de la clase dirigente.