El desafío de Quim Torra a la Junta Electoral Central se mantiene. Tras el ultimátum de 24 horas que se le dio el lunes, el presidente de la Generalitat se ha negado a obedecer. Ha delegado la retirada de lazos en cada consejero y dice estar a la espera de un informe del defensor del pueblo catalán. Otra estratagema que no debe pasársele por alto.
La Junta Electoral y la propia Fiscalía no deben demorarse más. Aparte de la flagrante violación de la neutralidad electoral que están cometiendo a sabiendas las autoridades catalanas, está la intolerable burla al Estado. Como bien decía este martes Aznar en la presentación de la biografía de Lerroux, “hay que poner fin a este desafío continuo de los nacionalistas”.
Cuanto antes
Puede que Torra actúe como lo hace movido por su propio fanatismo, pero puede que también sea rehén de la propias bases de su partido y de ERC, instalados ambos en un permanente cuanto peor mejor. Por eso le instan a que no dé ni un paso atrás. Junqueras pretende, además, ajustar cuentas dentro de la guerra interna del separatismo, puesto que el mayor desgaste personal lo está asumiendo él en la cárcel.
No podemos imaginar que no se ponga remedio a esta situación en tiempo y forma. Los lazos amarillos deben retirarse cuanto antes de los edificios de la Generalitat, y garantizar que el 28 de abril no contaminan la jornada electoral. Cualquier otro escenario sería una victoria del independentismo
Los mossos
La situación generada por la Generalitat es tan rocambolesca que es muy posible que sena los mismos mossos d'Esquadra que han evitado la retirada de lazos -e incluso han identificado a las personas que querían llevarla a cabo- los que tengan que acabar descolgándolos. Como rocambolesco es que el Gobierno que ahora se ampara en la Junta Electoral Central haya consentido que Torra luciera el lazo en la la Moncloa y que los ministros del Gobierno celebrasen sus cumbres bilaterales en un edificio presidido por un símbolo que es una ofensa a los demócratas.