Pedro Sánchez someterá a los españoles a un estacazo fiscal que calló en la campaña electoral frente a una oposición enfrascada en llevar el debate al asunto de Cataluña y que obvió hablar de números. Sólo 48 horas después de ganar las elecciones, el PSOE ya ha trasladado a Bruselas su plan para una subida generalizada de impuestos con la que que estima recaudar 5.664 millones de euros el próximo año. 

Bien es verdad que el grueso de estas medidas ya estaba incluido en el acuerdo presupuestario al que Sánchez llegó con Pablo Iglesias y que fue tumbado por el Congreso. Es decir, que la mayoría entre PSOE y Podemos habilita ahora Sánchez a resucitar los fallidos Presupuestos Generales.

Falacia

En puridad, el plan de Sánchez es una falacia destinada a financiar un insostenible incremento del gasto público, y la prueba de que el PSOE está dispuesto a convertir los impuestos en un arma confiscatoria con tal de cumplir con su "agenda social".

Porque si con los impuestos previstos al diésel se penaliza a la totalidad de los consumidores, con las tasas al patrimonio se llega al sinsentido de que muchos ciudadanos malvendan sus propiedades para poder hacer frente al pago de este tributo, como ha ocurrido en las autonomías que aplican esta tasa. Por no hablar del incremento del IRPF a las "rentas altas", cuyo baremo la izquierda sitúa cada vez más abajo para que le cuadren las cuentas de ingresos, cebándose así con las principales bases generadoras de riqueza. 

Inquietud

Igualmente temeraria es la insistencia de Sánchez en subir el Impuesto de Sociedades en un momento en el que asistimos a la multiplicación de los ERE en grandes compañías, cuando el crecimiento económico se ralentiza y los indicadores advierten de un empeoramiento de la economía.

Ante la ausencia de un proyecto económico solvente, Sánchez apuesta por la opción presupuestaria de la izquierda ortodoxa: el impuestazo. No sólo Bruselas le ha dicho ya que no se cree sus números, sino que la Historia nos enseña los frutos de esa política: empobrecimiento, inquietud social y más fraude fiscal.